
Relato procedente: «Diario de un Personaje«
Nombre completo: Dawson Green Edad: 28 años.
Ciudad: Dublin Ocupación: Estudiante.
Descripción física:
Mi cabello castaño me llega hasta los hombros, a veces, algo enmarañado, otras trato de cuidarlo lo mejor posible para que se entienda que soy decente. El castaño oscuro de mis ojos proviene de mi madre, siempre quiso que lo fueran y parece que su deseo se cumplió, no fue tan feliz en su vida como en aquel momento, tal como ella cuenta. Labios carnosos y algo gruesos, diría que es lo que mejor define una sonrisa y lo que más puede llegar a cuestionarse. El ser esbelto me ha traído ciertos problemas y comentarios pero no puedo evitar mirarme al espejo tras vestirme cómodamente con mis vaqueros rotos, una camiseta de cualquier grupo de rock y una chupa de cuero y pensar que no podría ponerme esa ropa tan maravillosa si pesara más… ¿verdad? Iba a hablar de mi piel pero nunca ha sido del todo suave y tampoco es que me importe demasiado.
Descripción de la personalidad:
Diría que una de las cosas más curiosas de mi carácter es que puedo cambiarlo a placer sin que tenga que ver con ningún desorden de la personalidad conocido, puedo ser quién mi interlocutor quiera que sea por unos minutos sin identificarme en absoluto en la personalidad que ha creado. He vivido entre teorías de esta sociedad nuestra en la que las críticas y los juicios son el principal veneno de cada alma, por lo que, trato siempre de hacerles creer quién ellos creen que soy para no desvelar mi auténtica personalidad. Soy un trol de libro, lo sé pero funciona. Otra de las cosas que me destaca diría que es mi introversión y la poca importancia que le doy a conversaciones ajenas, me duran segundos antes de sonreír complaciente e irme por donde he venido sin remordimiento alguno, tiendo a aburrirme con facilidad…
Ausencia en el hogar:
Crecí en un ambiente algo ausente. Mis padres se pasaban el día en el trabajo y mi única compañía era una criada y la niñera, tendía a ser muy callada y simplemente, hacía lo que le pedían. Digamos que todo resultaba ser correcto, silencioso, apaciguado, incluso, ir al colegio me resultaba relajante, nunca escuchaba a nadie e iba sumido en mi burbuja, sin querer si quiera acercarme a ningún otro niño que tuviera que tener que ver conmigo, creo que por esto sacaba tan buenas notas.
No había tiempo para realizar reuniones con los tutores, sabían que las notas eran perfectas pero no que su hijo no se relacionaba con los demás ni aunque le apuntaran con un arma en la sien, mientras mis profesores no dejaban de quejarse y trataban de obligarme a hacerlo. Esta última fase de su plan siempre salía mal, algo que tenía que ver con insultos y a mí corriendo hacia el otro lado del campo de fútbol. Ni siquiera recuerdo si me hacían «bullying» pero sí que había una niña que siempre permanecía en un rincón como un ovillo, llorando y gritando porque la habían llamado «morsa», a esas edades ya empecé a ver la ignorancia y arrogancia del ser humano.
Mis padres no tuvieron jamás ninguna responsabilidad conmigo, crecí solo, en silencio y bajo mis propias normas de disciplina, nadie más debía ocuparse de ello, era muy independiente y desenvuelto, no debían preocuparse si quiera por mi existencia. Creo que eso fue un punto a favor porque ni siquiera me afectó el divorcio o los constantes insultos antes de irse a la cama, las paredes oían pero los ingenuos suelen creer que los niños no entendemos su idioma. Ahí entendí qué era la ignorancia.
Una vida predestinada:
Mi vida estuvo predestinada desde un primer momento, yo iba a ser el sucesor de mi padre en su empresa, iba a trabajar para él e iba a estudiar ADE y a convertirme en uno de los mejores empresarios del país. Adivinad qué: a mí no me interesaba lo más mínimo. Prefería atarme a un hormiguero. Aunque no tuve mucha relación con él desde pequeño, seguía siendo su hijo, el único heredero de la familia y el que terminaría siguiendo los pasos de su amado padre, aunque ni siquiera le conociese.
Desde que somos pequeños, nos muestran un camino, es una ruta segura y de adoctrinamiento desde que empiezas el colegio con tres años y terminas bachiller con dieciocho para llegar a la Universidad y hacer aquello por lo que tus padres van a sentirse tan orgullosos el día de mañana, por lo que van a pagar tus estudios y van a comprarte una casa cerca de la compañía de tu padre, un coche de última gama para ligar con las chicas y llegar al trabajo con mayor facilidad y un despacho donde firmar papeles y estar presente en todas las reuniones aburridas. Después de trabajar durante años como un esclavo, llegas a los 65 años cansado, asqueado de trabajar en algo que te ha terminado quemando y con ganas de no volver a ver nunca más una oficina, mientras que, cuando te has dado cuenta, ya te has muerto. La vida tradicional.
Decidí que no la quería y me volví un repudiado.
La oveja negra de la familia:
Siempre me había gustado la música y quise empezar con ello en cuanto pude, quería estudiar todo lo que pudiese sobre ello pero también otros ámbitos totalmente diferentes desde psicología, medicina, sociología y derecho hasta los recónditos lugares del planeta que me gustaría visitar, digamos que tenía hambre de conocimiento y tan solo quería estudiar. ¿Cómo me ganaba la vida mientras tanto conseguía mis objetivos? Os sorprendería saber cuánta gente pagaría porque les hiciesen los trabajos de bachiller y la Universidad, en mi página web daba ese tipo de servicios y podía permitirme vivir en un pisito algo alejado de la Universidad pero bastante asequible, dado que, mis padres no quisieron apoyarme y tuve que empezar de cero.
Nunca volví a hablar con ellos aunque no me resultó duro, no habíamos tenido una conversación decente desde hacía años, tan solo me veían la cara a la hora de dormir y porque se asomaban… estaba acostumbrado. Y así es como me convertí en rechazado.
Entendimiento de personalidad y entorno:
Tras ser repudiado por mi familia, pude darme cuenta de que había factores en la personalidad y el entorno de las personas que podían afectar a un individuo en particular. La sociedad forma parte de ti aunque no lo quieras. Puedes elegir a qué grupo social pertenecer o quizá no quieras relacionarte con ninguno. Fueron hechos que me resultaron tan curiosos que empecé a estudiarlos con mayor detenimiento, desde cómo influye la familia, la educación que dan a un niño y la campaña de adoctrinamiento que le fuerzan a vivir tanto ellos como la sociedad misma, cómo se le inculcan tradiciones desde edades muy tempranas sin haber contado con una decisión propia y particular donde pueda decir «no» sin ser rechazado.
Pude ver con mayor claridad campos como el abuso, cómo afecta a la víctima y qué es el estrés postraumático, cómo influye en su vida y cuáles son las causas del abusón, en este caso, para cometer actos crueles hacia su víctima. Me llegué a acercar mucho al narcisismo, a sus diferentes tipos y funcionamiento de la mente, a los sociópatas y psicópatas, englobados en esa no-empatía. Aquí es donde entendí que en la interacción entre personas es muy importante observar y analizar en vez de hablar sin parar, cómo saber protegerse interior y exteriormente y cómo huir de situaciones no prósperas para uno mismo. Pude entender lo que era verdadera felicidad y lo que se vislumbraba como toxicidad elegida, a elegir entre vida propia o vivir para otros, me comprendí a mí mismo mientras comprendía a los demás.
Me di cuenta de que la información es poder y es mejor cuando lo estudias.
Un futuro brillante:
Tiendo a ser positivo, por lo que, entiendo y proyecto que mi futuro será brillante. Siempre puedo encontrar un libro que atraiga mi mente hacia un nuevo conocimiento, una nueva idea o me sumerja entre dimensiones de liberalismo y política, nunca se sabe… Pero nunca hay que dejar de estudiar, de ser autodidacta, de preguntarse qué más puedo hacer por mí y cómo puedo ayudar al mundo con lo que sé. Cómo puedo entender mejor mi entorno, cómo analizar sus palabras y cuál va a ser mi decisión final, la que a mí me interese.
El estudio de la vida y el ser humano es un camino largo que recorrer, lleno de interesantes fronteras, con momentos de sorpresa y sabiduría que le dan un nuevo quehacer a la mente. Tendemos a encontrarnos entre porqués que no entendemos pero estamos a un paso de hacerlo si nos lo proponemos, si dejamos que los demás sigan su camino mientras nosotros nos fijamos en dónde ponemos los pies y reflexionamos en cada momento para no cometer los mismos errores.
De la Universidad de la vida nunca sales hasta que mueres llevando tu diploma en la mano, ¿no crees?