
Relato procedente: «Tomando un Café«. Edad: Eterna.
Nombre: La Mente de Lamentar. Ciudad: Cerebro Humano
Descripción física:
Mi brillante cabello tiene un color dorado característico, casi perfecto, es casi una extensión de mi inteligencia, ondea al viento, llegando a más abajo de mis voluptuosos pechos. Mis ojos verdes expiran confianza, hacen que la funda a la que pertenezco haga lo que me place, lo cual, me tiende a llenar de excitación. Mis labios finos, siempre pintados con un color carmín intenso, dejan que susurre en su oído cualquier cosa para volverla loca, mientras una sensación de placer invade mi cuerpo, me gusta sonreír mientras la veo desesperada tratando de abarcar a todo. Mi cuerpo esbelto y mi piel fina y suave, son dos ingredientes perfectos para seducir un corazón débil, tiende a encontrarse con una loba incansable por manejar cualquier situación a placer. Diría en general que soy increíble y que todo el mundo lo sabe.
Descripción de la personalidad:
Puedo cambiar de personalidad a placer, puedo controlar el cuerpo en el que habito incrustando cualquier pensamiento que produzca miedo, temor, duda, culpabilidad o sed de venganza, pero lo que más me gusta es hablar, mantenerlo entretenido, enterrado entre un millar de cosas que hacer para que no se dé cuenta de quién es realmente, no debo separarme del cuerpo en el que habito, me gusta controlar, no ser controlada o analizada, quizá echada a un lado. Me encanta crear drama y caos, nunca sabes cómo va a reaccionar el ser humano pero me encanta presionarlo para averiguarlo. Digamos que soy una puta egoísta con hambre de un buen show de sangre, sé que «el cuerpo» y los que están a su alrededor siempre me lo darán. Me alimento y sonrío, esta es mi vida y la adoro.
Un personaje a parte:
Todo está ligado a un cuerpo humano. Cuerpo-mente forman un vínculo irrompible, por ello, si algo no funciona en tu mente, tampoco lo hará en tu cuerpo, causando molestias de toda índole. Por tanto, yo estoy ligada a ese cuerpo y esa alma que habita dentro del mismo, aunque los más inteligentes han sabido mantenerme a raya sabiendo que soy un personaje a parte, un actor detrás del escenario, no debo actuar si no se me permite. Aunque siempre me gusta mantener a mi huésped ocupado con pensamientos e ideas estúpidas sobre sí mismo y los demás, no estoy acostumbrada a la crítica o a que me aparten de los grandes planes, el corazón siempre es el que se lleva la mejor parte, el que parece que esté siempre ligado a las emociones, algunas que puedo controlar y otras donde «el cuerpo» es demasiado listo como para dejar que yo interfiera.
Comparto cama con el ego, es sexy, encantador, travieso y un poco traidor, las cosas que más me gustan en un personaje de ese calibre. Tenemos muchas cosas en común, entre ellas, el hecho de que cuando el ser humano que ocupamos se da cuenta de que nosotros le llevamos hacia adelante en su vida en vez de él mismo, tiende a apartarnos de su lado de lleno, dejándonos atrás y sin poder hacer mucho más para abastecer nuestra existencia, es frustrante y agotador, por lo que, cojo la mano del ego y juntos, permanecemos en las sombras en silencio.
La joven Jean:
Es dulce, algo inocente y suele incomodarse cuando tiene demasiado trabajo en la oficina, está enganchada al café y le encanta ir a la cafetería de enfrente para poder disfrutar de unos momentos a solas. Siempre me ha dejado entrar en su cabeza, me ha dejado escudriñar entre sus debilidades, tratando que no se sintiera suficiente para su familia y tuviera que irse para no volver a sentirse desdichada, conseguí todo esto en unos años, incluso, mantenerla nerviosa, estresada con tanto trabajo y los niños, con sus amigos viniendo a cenar a casa cada miércoles para compartir algunas anécdotas, incluso, me abrí paso a una nueva opción para volverla loca: la ansiedad, no sabía muy bien lo que era por ella misma, tan solo sabía que se mareaba y se le cortaba la respiración.
Empezó leyendo algunos libros estúpidos de auto ayuda para dejar atrás el pasado, otros sobre cómo recuperar la auto estima mientras entendía que debía quererse tal y como era con sus imperfecciones y todo, aprendió a entender cómo podía separar la mente de ella misma, de sus actuaciones y a ser compasiva con los demás, a saber que el amor era lo único que podía hacer que la existencia humana valiera la pena, mientras dejaba atrás mis palabras. Me sentí poderosa mientras la controlaba, mientras movía la tela de sus emociones y le hacía creer que la vida iba a ser así de dura siempre, que tan solo debía acostumbrarse a ella, viéndola resistirse una y otra vez, agonizando entre sollozos, pero jamás me había sentido tan derrotada como cuando me hizo callar en la cafetería de aquella manera, tan solo me necesitaba detrás del escenario, una vez más, con la única compañía del ego.
Maldad y conflicto:
Esto es por lo que voy por ahí buscando emociones que explotar, nada sería lo mismo si esto no se llevara a cabo. Tan solo quiero y me gusta crear drama, ver cómo la gente se pelea y no quedan buenas respuestas y emociones positivas en el individuo que habito, diría que la negatividad casi la injerto en su organismo como parte de un mecanismo perfectamente amoldado excusándolo como una actitud cultural o comportamiento que proviene de una sociedad patriarcal, todo es normal, así es como eres, acéptalo, siempre sabiendo que es mentira pero sin «el cuerpo» entenderlo como tal, debe creer ciegamente en todo lo que le digo, es crucial para crear caos en su vida y en la de los demás.
Creo que todo reside también en el hecho de que el ser humano cree que es su voz interior la que le habla cuando, realmente, hace unos años ya me he encargado yo de acallarla y abrirme paso para ocupar su lugar y que no escuche buenas propuestas del corazón, me niego a solo estar cuando «el cuerpo» necesita que le recuerde algo, que organice o que le diga qué día es hoy, ayudarle a expresarse o a hablar en otro idioma para que se sienta triunfador de alguna manera, no me siente poderosa, no solo existo para eso, ¿verdad?
Un futuro de oscuridad y soledad:
Diría que viviendo en un cuerpo como el de Jean, estoy casi segura de que fracasaré en la búsqueda de su inseguridad y tratar de minar su auto estima, creo que esos libros y vídeos con los que alimenta su conocimiento van a hacer de mí una ruina, un punto y final a una maldad definitiva. Todavía hay veces que me escucha, sobretodo cuando tiene tantas cosas en la cabeza o no es capaz de gestionar sus emociones, actúo en cuanto tengo la oportunidad pero, al parecer, ya tiene pillados todos mis trucos y no tengo mucho más que hacer que callar y seguir sus movimientos desde lejos.
Podríais decir que no estoy sola, que todavía tengo al ego. Por supuesto que le tengo, pero él también se siente solo, está acostumbrado a ser dueño de un escenario donde todo el mundo le aplaude y le mira como una estrella de rock, como alguien brillante, mientras que ahora le miro y Jean simplemente, lo ha convertido en nada, a penas se levanta de la cama, ha empezado a dejarse barba por aburrimiento y ya no presta atención al odio. No dejo de pensar que es así como terminaré, es un futuro no muy lejano. No suelo rendirme, así que, seguiré intentando introducir pensamientos en Jean, casi imperceptibles para volver a renacer mientras ella se resista a ellos, quizá sea una buena reacción con la que poder absorber sus emociones y alimentarme. ¿Creéis que servirá?

Recuerda que también puedes apoyar mi blog a través de Patreon, donde escribo escritos más elaborados y personales: