Publicado en Personajes

Jed: Sed de Venganza

Relato procedente: «Una Elección«. Edad: 41 años.

Ciudad: Memphis. Profesión: Vigilante de seguridad.

Descripción física:

Soy un tipo alto, con cabello castaño y corto, con piel un tanto morena y que siempre viste de negro, creo que es el color más básico y el más simple de combinar. Mis labios son algo gruesos y mis ojos de un color miel. Me suelen gustar los vaqueros y los zapatos cómodos, odio ir de formal, solo cuando me tengo que vestir con el uniforme del trabajo pero jamás para salir.

Descripción de la personalidad:

Supongo que soy alguien con quién se puede confiar, no hago preguntas y tampoco favores, siempre he estado metido en mis cosas, no me gusta molestar a otros. Soy reservado, cariñoso pero también algo frío, depende del contexto, no suelo confiar en los demás, solo en los más cercanos, odio las decepciones y esperar algo que nunca va a llegar. Hablo lo justo y necesario, cuando se me mete algo en la cabeza he de hacerlo, sino me vuelvo loco. Quizá me vean como a alguien distante o cortante, supongo que puedo considerarme algo así pero puede que no me conozcan muy bien.

Una infancia violenta:

Mamá tenía problemas y muchos, de esos de los que no quería hablar. Sus cambios de humor eran continuos y no conseguía mantenerse en pie ni un día, podía ser una madre cariñosa y, al día siguiente, empezar a tirar platos a quién fuera que le estuviera hablando, creaba situaciones realmente malas. Creo que la mayor parte de mi infancia me la pasé refugiado en mi cuarto, escribiendo historias, a veces leyendo o saliendo a probar el skate que mi padre me regaló por mi cumpleaños.

Mi padre estaba preocupado. No quería demostrarlo delante de mí pero ciertamente, lo estaba. Les veía pelear, gritarse, volverse locos de atar. Papá la llevó a un psiquiatra y le aconsejaron que debería llevarla a una institución de salud mental. Lo necesitaba de forma urgente, no estaba nada bien. Supongo que ahí fue cuando la violencia terminó para mí, a veces, iba con moretones al colegio y no podía evitar que los profesores preguntaran. Sabía que mamá estaba enferma y debía protegerla, pero me resultaba doloroso e incómodo. Después de internarla, nos quedamos solos papá y yo y todo fue mejorando poco a poco sin darnos cuenta.

Unos años complicados:

Supongo que para todos, la adolescencia ha sido una etapa complicada pero se hace aún peor cuando eres invisible o, al menos, pretendes serlo. Me tiraban los libros, me empujaban por los pasillos y era el principal objetivo de un matón que lo único que quería y necesitaba cada día era mi almuerzo. Nunca comía en el recreo, ni siquiera tenía ganas de salir fuera, sabía que él estaría allí y que todos se reirían porque había vuelto a ganar. Era un idiota pero no podía contárselo a nadie. Mi padre nunca lo supo. Era mayor para guardarme mis cosas, para manejarlo como podía,

Empecé a ir a clases de defensa personal, lo creí necesario. Esas clases se llamaban «me voy al fútbol, papá. Vengo en un rato». Quería ser fuerte, quería saber defenderme y poder contraatacar, plantarles cara, quería saber de disciplina y auto control, quería dejar de tener miedo todo el tiempo. Me ayudó mucho a reestablecer mi auto estima, a entenderme y a saber encontrar un balance entre mi mente y mi cuerpo. Fue una etapa realmente esclarecedora que no compartí con nadie más que conmigo mismo.

Marlene, una brisa agradable sobre la piel:

La conocí en la tienda de discos a la que solía ir. No fue un momento especial ni nada por el estilo, simplemente, estábamos en la misma fila mirando algunos grupos de rock y ella decidió empezar la conversación con una broma que ya ni recuerdo. Sonreí y continué con la broma. Al girarme vi esos ojos azules, esa sonrisa, un cabello dorado que embriagaba y un gusto para vestir muy parecido al mío, quizá cogió lo primero que vio para bajar a esa tienda pero, digamos que fue lo que más me llamó la atención. Nos encontramos un par de veces más en el mismo lugar y entablamos alguna conversación sobre música y trasladamos esa conversación a una cafetería, mientras reíamos entre café y café.

No decidí que me gustaba en ese momento, ni siquiera en los más de siete u ocho meses después en los que entablamos amistad, tampoco en esa época de auto descubrimiento que pretendía empezar. La verdad es que con papá estaba bien y no pensaba para nada en chicas o en relaciones, siempre estaba ocupado. Pero, simplemente, sucedió. Fuimos a un cine donde podíamos ver la película en el coche y sacamos todo tipo de dulces y porquerías que se nos ocurrió, solo para reírnos y pasar el rato. Nos aburrimos un poco de la película, pero seguimos allí, hablando de nuestras cosas. La conversación se empezó a volver cada vez más seria, más profunda, distinta de las que solíamos tener, interesante y hasta atrayente. Nos besamos. Y justo en ese momento, empecé a verla de otra manera. Supongo que ambos lo hicimos.

La vida perfecta:

Así lo pensé, desde el primer momento en el que decidimos darnos una oportunidad. Conectábamos muy bien y estábamos dispuestos a apoyarnos que, en sí, era lo más importante. Nos fuimos a vivir juntos unos cinco o seis años después de empezar nuestra relación. Ambos estábamos ocupados y nunca veíamos el momento de sacar el tema. Recuerdo que papá estaba muy contento y me pidió que no la dejara escapar, que habíamos sido muy pacientes.

Nos compramos una casa a las afueras, rodeada de naturaleza donde decidimos casarnos. Supongo que, cuando todo va bien y sigue como está planeado, parece que tu vida no va a parar de brillar y de ser perfecta. Como vigilante de seguridad tenía un buen sueldo y estaba bastante bien posicionado, mientras que Marlene trabajaba en una empresa que reparaba ordenadores. No era lo que siempre hubiera querido pero le daba para pasar el mes, era lo que quería, nada complicado. A veces, alternaba con otros trabajos y, a veces, simplemente se dejaba llevar.

La noche del robo:

Recuerdo esa noche porque estuve trabajando. Fue una de esas noches donde quieres irte a casa, que el reloj adelante las horas lo más rápido posible para volver a tu vida y seguir viviéndola como hasta el momento. Pero una alarma de mi teléfono sonó sin parar. Me mostraba mi casa, nuestra casa. Alguien había entrado y Marlene no se había percatado todavía. La llamé varias veces pero no respondió. Cogí el coche lo más rápido que pude y me dirigí a allí. La puerta estaba abierta, la alarma había dejado de sonar, las luces estaban apagadas, había ropa por el suelo, platos, cubiertos, como si hubiera habido una pelea. Llamé a Marlene varias veces pero no respondió. Me esperé lo peor.

Encendí las luces del salón y subí las escaleras, toda la casa estaba patas arriba. No había un solo cajón en el que no hubiera rebuscado. Las joyas habían desaparecido, la televisión, el tocadiscos, muchas cosas de valor. Tuve una sensación, de las malas, así que, me dirigí hacia el baño de nuestro dormitorio. Vi a Marlene en la bañera, con sangre por todas partes. Me quedé de piedra. No podía respirar. Me dolía el pecho, me temblaban las manos. «Joder, ahora no», pensé. Saqué el teléfono para poder ver las grabaciones, para ver si podía ver la cara del cabrón que había entrado. Iba a ir a por él.

Sed de venganza:

No volví a pisar esa casa nunca más, la dejé tal como la encontré y empecé a buscarle. Le había identificado, sabía su nombre y dónde solía esconderse después de meses de perseguirle, era listo, muy listo. No dejaba rastro. Mi padre se encargó del funeral, de escribir algo bonito para ella, de llevar las flores, de presentarse allí… yo no podía. No hasta que él estuviera muerto. Fui a los barrios más problemáticos de la ciudad para conseguir un arma, eso era lo que quería, eso era lo que me mantenía despierto y me obsesionaba, ir a la tumba de mi mujer podía esperar.

Lo gracioso es que le cogí, le tenía en un callejón, atrapado. Me juró que no había hecho nada, por supuesto, no le creí y estuve a punto de apretar el gatillo cuando alguien me dio un disparo en la pierna. El chico de la capucha salió corriendo y desapareció, mientras el nuevo cabronazo me confesaba que había matado a mi mujer y que había estado robando en mi casa con detalles muy específicos. Me tenía tirado en el suelo sin oportunidad de defenderme, se me había caído la pistola y la pierna me sangraba demasiado como para intentar ponerme de pie. Me apuntó con su arma y sonrió, le gustó haber ganado la partida. Cuando creía que yo le tenía, era él quién me tenía a mí. Me disparó sin remordimiento, sin pensarlo.

Ningún futuro a la espera:

Supongo que papá me lo advirtió, tenía razón y odiaba cuando tenía razón. Olvidé describirme como un cabezota cuando hablaba de mi personalidad, y por supuesto, mi padre no lo olvidaría y se culparía por ello, por no pararme a tiempo. Le conozco, era como si le estuviera viendo. No podría con el dolor de tanta pérdida, ya lo pasó con mamá y no salió bien, tuvo que ir a terapia porque no soportaba estar sin ella y porque ya no conocía a la mujer que iba a visitar una vez a la semana.

Será diferente conmigo, yo me he ido por completo. Ha sido mi elección, para nada es su culpa, pero odio que vaya a hacerse daño por una equivocación que ha sido solo mía. Las obsesiones y los impulsos siempre han sido mi kriptonita, lo que más he debido controlar pero esa confianza de tener la vida perfecta, me cegó por completo, nadie te da nada a cambio de nada. ¿Verdad que no?


Publicado en Recomendaciones

Comentando libro «The Guest List» – Lucy Foley

CADA UNO TIENE UN SECRETO. CADA UNO TIENE UN MOTIVO.

Frente a la costa irlandesa azotada por el viento, los invitados se juntan para la boda del año. Viejos amigos, rencores pasados. Familias felices, celos ocultos. Trece invitados, un cuerpo. Un invitado no saldrá vivo de esta boda…

Ya tenía pensado leer este libro desde hace un par de semanas, sabía que lo leería este año pero no tenía muy claro cuándo, así que, al surgir la oportunidad, la aproveché para centrar mi atención en él y no me ha hecho arrepentirme ni un poco. Se nota que Lucy Foley es una escritora inglesa, por la forma de escribir, los verbos y las palabras utilizadas, en general, su lenguaje. Había muchas palabras que tuve que buscar porque no las había leído u oído nunca y que son sinónimas de palabras que son más sencillas de utilizar en los mismos contextos y que conozco mucho más, pero no ha supuesto un problema.

El libro me ha encantado de principio a fin, es muy dinámico y entretenido. No es para nada como otros libros que giran en torno a un crimen en los que primero nos presentan el cuerpo o la persona a la que han asesinado y se investiga desde ahí para averiguar quién es el asesino, sino que, todo lo contrario. En «The Guest List» te presentan a todos los personajes, te muestran a través de ellos mismos cómo son sus relaciones y cuál ha sido su pasado, sin extenderse mucho, sino a lo justo y necesario. Lucy Foley te mete en sus vidas tanto que parece que les conozcas, mis personajes favoritos fueron Hannah y Olivia. Te hace conectar con alguno de ellos y con ellas dos lo hice al instante, desde que empezó a presentarlas al principio de la historia.

Es un tipo de boda diferente de lo que podríamos haber visto, ya que, no pensaría nunca en celebrar una boda en una isla remota, como los protagonistas de esta historia. Es un lugar donde ves cómo empiezan a aparecer dudas, rencores, recuerdos del pasado, falsas expectativas, cambios de perspectiva y cómo van evolucionando a lo largo de esos dos días en los que la autora nos muestra a los personajes en esa isla y en esa boda. Te lleva hacia adelante y hacia atrás de la boda, según le conviene, para contarte cosas que ella considera importantes, pero no te confunde para nada, la historia se sigue muy bien, de hecho, tiene buen ritmo. Aprovecha las 375 páginas, de hecho, deja para lo último quién es la persona asesinada.

No es para nada un libro de intriga, más bien, te produce interés, sobre todo, curiosidad por saber quiénes son los personajes y qué papel desempeñan en la historia. Los personajes cambian al ir a la isla, y algunas mujeres notan que sus maridos son diferentes con sus amigos de la infancia con los que pasaron los mejores años de sus vidas, aunque empiecen a desentrañar las cosas horribles que algunos de ellos hicieron durante su temporada en el instituto Trevellian’s. Lucy Foley tiene una magia especial al narrar lo que ocurre en cada momento, en hacer que te dejes llevar entre las conversaciones de los personajes porque he notado que son ellos los que te muestran sus relaciones, ella como narradora no lo hace. Y eso es genial porque implica que, en ningún momento, influye en la vida de los personajes, ni desde un punto moral ni desde uno amoral, son ellos mismos dentro de un contexto bien formado.

Creo que es muy interesante, cercano, en ciertos momentos tierno, curioso, atrae mucho la atención y, sobre todo, es un libro que te deja con esas ganas de volverlo a leer en un futuro. Esa es la magia a la que me refiero. Lo he disfrutado mucho y lo recomiendo al 100%. Por supuesto, no descarto volverlo a leer 🙂


Commenting «The Guest List» book – Lucy Foley:

EACH HAS A SECRET. EACH HAS A MOTIVE.

Off the windswept Irish coast, guests gather for the wedding of the year. Old friends, past grudges. Happy families, hidden jealousies. Thirteen guests, one body. One guest won’t leave this wedding alive…

I had already planned to read this book for a couple of weeks, I knew I would read it this year but I was not sure when, so when the opportunity arose, I took it to focus my attention on it and it has not made me regret it one bit. It is noted that Lucy Foley is an English writer, because of the way she writes, the verbs and the words used, in general, the language. There were many words that I had to look for because I had never read or heard them and that are synonymous with words that are easier to use in the same contexts and that I know much more, but it has not been a problem.

I loved the book from start to finish, it’s very dynamic and entertaining. It is not at all like other books that revolve around a crime in which we are first introduced to the body or the person they have murdered and investigated from there to find out who the murderer is, but quite the opposite. In «The Guest List» they introduce you to all the characters, they show you through themselves how their relationships are and what their past has been, without extending much, but to what is just and necessary. Lucy Foley gets you into their lives so much that you seem to know them, my favorite characters were Hannah and Olivia. It makes you connect with one of them and with them two I did it instantly, since she started introducing them at the beginning of the story.

It is a different type of wedding than we could have seen, since I would never think of celebrating a wedding on a remote island, like the protagonists of this story. It is a place where you see how doubts, grudges, memories of the past, false expectations, changes of perspective and how they evolve throughout those two days in which the author shows us the characters on that island and at that wedding. She takes you back and forth from the wedding, as it suits her, to tell you things that she considers important, but does not confuse you at all, the story is followed very well, in fact, it has a good rhythm. It takes advantage of the 375 pages, in fact, it leaves for the last who the murdered person is.

It is not at all a book of intrigue, rather, it makes you interested, above all, curious to know who the characters are and what role they play in the story. The characters change when they go to the island, and some women notice that their husbands are different from their childhood friends with whom they spent the best years of their lives, even though they begin to unravel the horrible things some of them did during their time at Trevellian’s High School. Lucy Foley has a special magic in narrating what happens in each moment, in making you get carried away between the conversations of the characters because I have noticed that they are the ones who show you their relationships, she as a narrator does not. And that’s great because it implies that, at no time, does it influence the lives of the characters, neither from a moral point nor from an amoral one, they are themselves within a well-formed context.

I think it is very interesting, close, in certain moments tender, curious, attracts a lot of attention and, above all, it is a book that leaves you with that desire to read it again in the future. That’s the magic I’m referring to. I have enjoyed it very much and I recommend it 100%. Of course, I don’t doubt that I read it again 🙂


Publicado en Reflexiones

Oculta:

Le ves desde donde estás, apoyada y escondida tras una pared. Él no puede verte. Te duelen los ojos, el cuerpo, estás exhausta. Quieres escapar pero no sabes cómo. Te refugias en ese pequeño cuarto que hay al final del pasillo que no sabe que existe, que ni siquiera se ha dado cuenta de que hay una puerta disimulada por la que puedes entrar y salir a placer para estar lejos de él.

Está tirado en el sofá con una cerveza en la mano, con los pies encima de la mesita de café, viendo el fútbol. Tu cuerpo tiembla todavía, mientras tratas de recordar qué podría haberte atraído de él cuando le conociste. Quizá fue su sonrisa, todavía la recuerdas como si fuera ayer, su olor lo sientes dentro de tu nariz y sus labios tocar los tuyos como dulce terciopelo. El vello de los brazos se te eriza cada vez que piensas en ello, solo fuiste una simple elección de última hora, un objeto al que iba a utilizar para sus intereses, no eres más que una nueva muñeca y ni siquiera sabías cuántas más habría en el exterior.

Ya no recuerdas cómo es sentir el sol sobre tu rostro, ni el sentir de la brisa al acariciar tu cara, ni siquiera recuerdas el sabor del café recién hecho, ya no tienes acceso a nada de eso. Has dejado de dormir, por miedo a que aparezca, por miedo a que encuentre tu escondite, por miedo a saber qué harías si volviera a besarte. Te escondes cuando vuelve la vista hacia ti, respiras hondo sabiendo que es arriesgado no quedarte en tu sitio. Te llama por tu nombre y apareces, con las manos en tu espalda y con una sonrisa queda. Él te mira de arriba a abajo con cara de asco, te manda a limpiar los dormitorios como si fueses una criada, luego te dice que le hagas la comida y le limpies la ropa, tú asientes como buena esclava.

Te acercas a la cocina y ves nuevamente esa oportunidad afilada y plateada con un mango de color negro, te tienta, quizá es la tercera vez que ha cruzado tu mente esta semana. No quieres volverte loca y hacer algo de lo que puedas arrepentirte luego pero, dejas de pensar y tu cuerpo empieza a actuar por inercia, ni siquiera te sigue, solo actúa. El cuchillo ahora está en tus manos y el silencio se apodera de ti, el partido de fútbol que dan en la televisión solo es un ruido lejano que ya no importa, esto anhela tu presencia, este momento necesita de ti, de que hagas lo que debes hacer para ser libre. Te das la vuelta y te acercas al sofá poco a poco, sin hacer ruido. El muy idiota sigue sin darse cuenta.

Solo estás a unos pasos y tus manos empiezan a temblar sin control, pero logras posicionarte justo detrás del sofá, viendo su nuca desnuda. Calculas un poco la fuerza que necesitarías y te decides, mientras él se sigue riendo por una jugada estúpida de su equipo favorito. Notas cómo la hoja afilada corta la carne de su cuello, ves que sus ojos se abren de par en par, que la sangre no deja de emanar de la herida mientras te quedas de piedra preguntándote cómo has sido capaz de hacer algo así. Ni siquiera se ha dado la vuelta. Ni siquiera ha tenido tiempo de hablar.

Su risa ya no la oyes. Sus gritos han desaparecido. Y el silencio ha vuelto, aunque su olor sigue impregnando la estancia. Una sonrisa se muestra en tu rostro, mientras te miras en el espejo del salón. Ya no te reconoces.


Hidden:

You see him from where you are, leaning and hidden behind a wall. He can’t see you. Your eyes hurt, your body hurts, you’re exhausted. You want to escape but you don’t know how. You take refuge in that small room at the end of the corridor that he does not know that it exists, that he has not even realized that there is a hidden door through which you can enter and exit at will to be away from him.

He’s lying on the couch with a beer in his hand, his feet on top of the coffee table, watching football. Your body still trembles, as you try to remember what might have attracted you to him when you met him. Maybe it was his smile, you still remember it as if it were yesterday, his smell you feel inside your nose and his lips touch yours like sweet velvet. The hair on your arms bristles every time you think about it, you were just a simple last-minute choice, an object that he was going to use for his interests, you are nothing more than a new doll and you didn’t even know how many more there would be on the outside.

You no longer remember what it’s like to feel the sun on your face, or the feeling of the breeze as it strokes your face, you don’t even remember the taste of freshly brewed coffee, you no longer have access to any of that. You’ve stopped sleeping, for fear that he will appear, for fear that he will find your hiding place, for fear of knowing what you would do if he kissed you again. You hide when he turn his eyes to you, take a deep breath knowing that it is risky not to stay in your place. He calls you by name and you appear, with your hands on your back and with a smile you remain. He looks at you from top to bottom with a disgusted face, sends you to clean the bedrooms as if you were a maid, then tells you to make his food and clean his clothes, you nod like a good slave.

You approach the kitchen and see again that sharp, silvery opportunity with a black handle, it tempts you, maybe it’s the third time it’s crossed your mind this week. You don’t want to go crazy and do something you might regret later but you stop thinking and your body starts acting by inertia, it doesn’t even follow you, it just acts. The knife is now in your hands and silence takes over you, the football match they give on TV is only a distant noise that no longer matters, this longs for your presence, this moment needs you, that you do what you must do to be free. You turn around and approach the sofa slowly, without making any noise. The very idiot still doesn’t realize of it.

You are only a few steps away and your hands begin to shake uncontrollably, but you manage to position yourself just behind the sofa, seeing his bare neck. You calculate a little the strength you would need and make up your mind, while he keeps laughing at a stupid play by his favorite team. You notice how the sharp blade cuts the flesh from his neck, you see that his eyes open wide, that the blood does not stop emanating from the wound while you stand in stone wondering how you have been able to do something like this. He hasn’t even turned around. He hasn’t even had time to speak.

You don’t hear his laughter anymore. Their screams have disappeared. And the silence has returned, although his smell continues to permeate the room. A smile showed on your face, as you looked at yourself in the mirror of the living room. You don’t recognize yourself anymore.


Publicado en Relatos

Una Elección:

Seguí corriendo tras él a través de la calle, llevábamos así un rato, pero necesitaba ponerle las manos encima a ese idiota. Notaba cómo mi pecho subía y bajaba con fuerza, mientras mi respiración se entrecortaba y trataba de que mis pies no se frenaran. Seguía con los ojos su sudadera roja, era rápido, muy rápido, me dejaba atrás. Sabía que podía cogerle otro día, pero no podía esperar más.

Llegamos a una calle sin salida, estrecha. Fue una buena noticia, aunque para él no tanto, frenó en seco mientras le daba golpes a la pared del fondo. No estaba muy iluminado, una farola era lo único que nos permitía a ambos distinguirnos en la oscuridad. Su respiración se oía más fuerte que la mía y su expresión mostraba una absoluta frustración por no recordar que aquel callejón no era el indicado para escapar. Sonreí, de verdad que no esperaba que aquello pasara, ese tipo había sido muy listo los últimos cuatro meses, escondido como una rata de alcantarilla.

Por fin, estábamos uno frente al otro. Bajé la capucha de mi sudadera y sus ojos se ensancharon, siempre le había seguido oculto. Vi unas gotas de sudor correr por su frente mientras daba dos pasos hacia atrás. Quería mirarle a los ojos antes de hacerlo, quería saber cómo pensaba, cómo sentía, cómo trabajaba su cuerpo antes de atraparle, así que, tomármelo con calma era lo único que me hacía saborear aquel momento. Saqué mi arma de detrás del pantalón, una Beretta M9 preparada y cargada para ese momento. Su tacto era suave, compacto, ergonómico, echaba de menos cómo se sentía tenerla en la mano. Respiré hondo con una sensación de calma que empezaba a embriagarme todo el cuerpo porque esto se terminaba aquí, en este momento.

Le apunté con ella y él se quedó muy quieto. Le temblaron las manos y empezó a tartamudear, buscando piedad en alguien que ya no sabía muy bien qué era eso. Me acerqué a pequeños pasos hasta estar a un poco más de un metro, le tenía justo allí delante, aterrado. He de reconocer que me gustaba verle así.

– Vas a morir. Lo sabes, ¿verdad? – busqué una señal de arrepentimiento pero era solo fingida, no parecía recordarme – Me ha costado cuatro meses encontrarte, la verdad, eres muy escurridizo.

– Por favor… Deje que me vaya, ¡yo no he hecho nada!

– Es curioso, mi mujer no diría lo mismo cuando le pegaste un tiro en la sien y te dedicaste a robar en mi casa, ¿te gustó la experiencia? ¿Lo pasaste bien?

– ¿Qué? ¡No sé de qué hablas, tío!

Respiré hondo una vez más. Por fin me decidí a apretar el gatillo mientras le veía cerrar los ojos con fuerza y sudar como un cerdo. Pero algo me dio en la pierna, dolía. ¡Joder, dolía mucho! Caí al suelo de rodillas, mientras el chico salía corriendo. La rabia empezó a apoderarse de mí, ¿quién había sido el gilipollas que me había disparado? Me giré como pude mientras me cogía la pierna derecha y pude ver al tipo encapuchado con una chaqueta de cuero negro y unos vaqueros del mismo color. No podía verle la cara pero conocía su voz. Su olor…

– Te has equivocado de tío, ¿no crees?

– Hijo de perra… – susurré, mientras la pierna seguía sangrando y me dejaba caer hacia atrás, empezaba a sentirme mareado – ¡Fuiste tú!

– No eres tan buen detective, al fin y al cabo – se acercó desde el final de la calle a paso decidido – Eres idiota.

– ¿Qué…? ¿Pero qué haces?

– ¿Tú qué crees?

Sonrió, mientras se quitaba la capucha y me apuntaba con una Glock. No conseguí ver su cara, no pude ver sus ojos tras apretar el gatillo, no pude entender ese final que me dejó sin aliento y que me hizo perder el conocimiento. La oscuridad me invade. Estoy atrapado, me siento atrapado. Sentado en un rincón, desolado y sin poder gritar.


A Choice:

I kept running after him across the street, we had been like this for a while, but I needed to get my hands on that idiot. I could feel my chest rise and fall with through, as my breathing shortened and I tried not to slow down my feet. I followed his red sweatshirt with my eyes, he was fast, very fast, he left me behind. I knew I could catch him another day, but I couldn’t wait any longer.

We arrived to a street with no exit, narrow. It was good news, although for him not so much, he braked in his tracks while hitting the back wall. It was not very illuminated, a lamppost was the only thing that allowed us both to distinguish ourselves in the dark. His breath could be heard louder than mine and his expression showed absolute frustration at not remembering that this alley was not the right one to escape. I smiled, I really didn’t expect that to happen, that guy had been very smart the last four months, hiding like a sewer rat.

At last, we were facing each other. I pulled down the hood of my sweatshirt and his eyes widened, I had always followed him hidden. I saw a few drops of sweat running down his forehead as he took two steps back. I wanted to look into his eyes before I did, I wanted to know how he thought, how he felt, how his body worked before catching him, so taking it easy was the only thing that made me savor that moment. I pulled my gun out of the back of my pants, a Beretta M9 prepared and loaded for that moment. Its touch was soft, compact, ergonomic, I’ve missed how it felt to have it in my hand. I took a deep breath with a sense of calm that was starting to intoxicate my whole body because this was ending here, right now.

I pointed at him with it and he stood very still. His hands trembled and he began to stutter, looking for mercy in someone who no longer knew very well what that was. I approached in small steps until I was a little more than a meter away, I had him right there in front of me, terrified. I have to recognize I really liked to see him that way.

– You’re going to die. You know it, right? – I looked for a sign of regret but he was just faking it, he didn’t seem to remind me – It has taken me four months to find you, the truth, you are very elusive.

– Please… Let me go, I haven’t done anything!

– It’s funny, my wife wouldn’t say the same thing when you shot her in the temple and you dedicated yourself to stealing in my house, did you like the experience? Did you have a good time?

– What? I don’t know what you’re talking about, buddy!

I took a deep breath once again. I finally decided to pull the trigger as I watched him close his eyes tightly and sweat like a pig. But something hit me in the leg, it hurt. Fuck, it hurt a lot! I fell to the ground on my knees, while the boy ran out. Anger began to take hold of me, who had been the asshole who had shot me? I turned as I could as I took my right leg with both hands and I could see the hooded guy in a black leather jacket and jeans of the same color. I couldn’t see his face but I knew his voice. That smell…

– You made a mistake with the buddy, don’t you think?

– Son of a bitch… – I whispered, as my leg kept bleeding and it let me fall back, I started to feel dizzy – It was you!

– You’re not such a good detective, after all – he came over from the end of the street at a determined pace – You’re an idiot.

– What…? What are you doing?

– What do you think I’m doing?

He smiled, as he took off his hood and pointed a Glock at me. I couldn’t see his face, I couldn’t see his eyes after pulling the trigger, I couldn’t understand that ending that took my breath away and made me lose consciousness. Darkness invades me. I’m trapped, I feel trapped. Sitting in a corner, desolated and unable to scream.


Publicado en Personajes

Clarise: La Oveja Negra

Relato procedente: «En Silencio«. Edad: 28 años.

Ciudad: Brighton. Profesión: Dependienta de tienda.

Descripción física:

Mi cabello castaño claro me llega un poco más abajo de los hombros, tengo zonas algo más rubias que realzan mi expresión. Mis ojos son de un tono verde oscuro y mis labios son finos. Mi tez es bastante pálida, no suelo tomar el sol, no me gustan las zonas cálidas. Soy una chica bastante esbelta, aunque como mucho y me encanta vestir con ropa sencilla, un poco ancha y de telas lo más naturales posible, no me gusta el roce de ciertos tejidos y me acoplo a lo básico.

Descripción de la personalidad:

Muchos me califican como rebelde, otros muchos como alguien inteligente y muy trabajadora, diría que soy un poco de todo, pero creo que soy más bien luchadora y una solitaria, por lo que a mí respecta, me encantan los silencios y la lectura, puedo tirarme horas leyendo sin parar. Pretendo mucho, quizá demasiado, me gusta mantener mi privacidad, no me agrada hablar de sentimientos, prefiero guardarlos para mí y seguir caminando por donde todos caminan o, al menos, eso es lo que espero de mí cuando convivo con otros, soy educada y considerada con los demás, aunque en mi casa no hay nadie que me pida que lo sea.

La oveja negra:

Ya desde muy pequeña lo era. Mis hermanos siempre lo han comentado con mis padres, yo era algo así como «la traviesa» de la familia, un poco rebelde y gritona, no me gustaba que me mandaran o que mis hermanos se quedaran en casa a cuidarme mientras nuestros padres se iban de cena, de alguna forma, todas las conversaciones, terminaban en pelea y, casualmente, la culpa siempre era mía porque Martha era perfecta, siempre estudiando y siendo lo más parecido a una mosquita muerta. Eddie siempre había sido peor que yo pero le cuidaron bien, le llevaron a todo tipo de centros de rehabilitación, le apoyaron y le tuvieron en un pedestal, mientras lo tenían todo cerrado a cal y canto para que ningún vecino conociese lo que de verdad ocurría con nuestra familia.

Hasta que Greta llegó, fui la que más discusiones oyó en casa, principalmente, por los problemas de Eddie con las drogas, pero también por la falta de dinero, cuando despidieron a papá y mamá tuvo que mantenernos y no llegábamos a fin de mes… Los gritos los sigo oyendo cada vez que lo recuerdo, llegué a creer que se odiaban de verdad y que se iban a separar. Hubo un tiempo en el que nos lo pasamos callados cada vez que nos sentábamos a comer y, a veces, Greg no aparecía, le veía molesto por algo pero nunca decía por qué, había una falta de comunicación en aquella casa y yo no entendía nada. Siempre pensé que Greta fue un milagro de la naturaleza para estabilizar aquella casa, ahora creo que simplemente, fue un parche para evitar lo inevitable. Mis padres creyeron que trayendo otro hijo al mundo iban a resolver sus problemas pero fueron a peor. Papá empezó con la bebida y todo se fue al garete, otra vez.

Una oportunidad de salir:

Nuestro hermano mayor Greg, fue el primero en salir cuando conoció a Melissa y se fueron a vivir juntos. Eddie quería hacerlo pero no conseguía vencer al miedo de volverse adicto de nuevo tras dos años limpio, así que, siempre se quedaba por allí. Martha iba a la Universidad, así que, solía vivir en la residencia entre semana y los fines de semana traía la ropa sucia para que mamá la limpiara y fuéramos donde ella quisiera como premio porque estaba estudiando mucho. Greta aún era bastante pequeña pero todos estaban pendientes de ella, así que, solo quedaba yo, la única que creía de verdad que tenía que salir de allí.

Cuanto más bebía mi padre, más discusiones había. No me tomé mis estudios en serio hasta ese momento donde de verdad creía que debía hacer algo para irme lo más pronto posible. Me puse las pilas para terminar la secundaria y, mientras mostraban su orgullo por lo bien que lo hacía Martha y lo agradecidos que estaban al conocer a alguien tan dulce como Melissa, yo me dedicaba a buscar trabajo y un piso que pudiese pagar, aunque fuese en un lugar conflictivo. Papá cada vez estaba peor y no quería tener que ver cómo empeoraría todo, no quería volver a la era donde no estaba Greta. Espabilé y encontré trabajo antes de terminar las clases. Empecé de camarera en un restaurante y seguí de dependienta en una tienda de ropa, he ido saltando de empleo de un sitio a otro desde entonces.

Algo roto:

Por aquel entonces, era con Eddie con quién me sentía más cercana o era con quién me llevaba mejor, a veces, me protegía de las casi agresiones de papá cuando estaba bebido, no era su intención y yo lo sabía pero, me gustaba sentirme protegida en los brazos de mi hermano. Fue al primero que le dije que me iba para siempre, que iba a cruzar esa puerta y que iba a desaparecer. Avanzo que no se lo tomó muy bien, intentó persuadirme varias veces y el último abrazo que nos dimos antes de que me fuera lo dijo todo. Desde aquel momento, ya no hemos vuelto a hablar como antes, nunca me ha llamado a casa o ha venido de visita, siempre he creído que él pensó que le abandoné allí, en esa casa en la que se sentía atrapado. Pero nunca me lo dijo.

Al enterarse, Greg no dijo nada, se mantuvo callado todo el tiempo, incluso, se encogió de hombros, como si no le importara. Por supuesto, Martha no mostró el menor interés, éramos como el agua y el aceite. Y bueno, me dio pena dejar a Greta atrás, pero creo que ella dejaría de recordarme como yo la recordaba cuando era más pequeña, estaba segura de que al crecer mucho más, ni siquiera me conocería, de hecho, tampoco recibí llamadas, solo nos vemos en las cenas familiares como en Navidad. Algo, definitivamente, se rompió entre nosotros. Siempre había sido alguien invisible, un poco rebelde, no prestaba atención a nada y prefería quedarme quieta leyendo cómics o escuchando música mientras todo el mundo me gritaba que bajara a cenar, pero lo cierto fue que, en cuanto me fui, pareció que sí era visible y que sentían que me fuera más de lo que había creído.

Mi madre se volvió un tanto más fría, de hecho, lo sigue siendo. No recuerdo haber escuchado de ella ni una sola palabra de aliento, de motivación, de alegría o apoyo hacia mí, me llama un par de veces al mes y las llamadas duran unos cinco minutos, lo cual, me recuerda lo rotos que estamos y lo vacía que me he sentido siempre. Papá nunca llama y en las cenas familiares siempre está tirado en el sofá bebiendo y viendo el partido de fútbol. Ha bajado el consumo de alcohol, al parecer, el médico se lo ha aconsejado al tener un principio de cirrosis. Nunca he preguntado por ello. Me siento como una extraña cada vez que vuelvo a allí, como si les debiese algo, como si debiese arrepentirme por irme tan pronto y abandonar a mis hermanos, porque eso fue lo que pareció.

La cena de Navidad:

Mamá llamó dos días antes de Navidad, como hace cada año, para recordarme que debo ir a la cena. Suena algo acongojada, apagada, seca y dura, así es como oigo su voz a través del teléfono. No sabía quién iba a ir, cada uno tiene su vida y prácticamente todos estamos fuera de casa, incluso, Eddie ha podido hacer una vida propia y Greta está saboreando la vida en la Universidad. Supe quién estaba al aparcar el coche fuera de la casa, pero no tenía ganas de ir, lo hacía por obligación, no porque no los quisiera sino por la forma en la que me miraban. Suelo ser amable y no digo la mayoría de las cosas que pienso, supongo que mis problemas son solo míos y no quiero que mi familia sepa nada de ellos, soy algo así como una perdedora a sus ojos y los vecinos no podrían tolerar ver o escuchar de alguien así en el vecindario, siempre fueron unos cotillas criticones y siempre lo serán.

Fue extraño volverles a ver después de un año. Todos hablaron de lo bien que les iba y bueno, no pude hacer otra cosa que seguir mintiendo, como cada vez que les veía. Estaba claro que mi vida amorosa no había sido lo que esperaba aunque había conocido a alguien que por fin me parecía interesante no creía que pudiera hacer frente a algo así en ese momento, pero no me atrevía a compartirlo con ellos, para mi familia, tenía algo serio con alguien a quién no conocían y que trabajaba mucho, por eso no iba a las cenas familiares y todavía no se lo había presentado. No podrían aceptar nada de lo que pudiera contarles. He estado trabajando de dependienta en una tienda dos calles más abajo del apartamento alquilado, pequeño y un tanto mohoso en el que vivo. Ni me imagino qué diría mi madre después de saberlo, así que, todo estaba bien así, como debía de estar, al parecer, era redactora de una revista no muy importante donde me pagaban bien y ya me había comprado una casa a las afueras donde me sentía a gusto y, a la cual, no les había invitado, no sabía cuántas excusas había formulado ya pero ayudaba el hecho de que mi madre solo me llamara dos veces al mes.

Asentí tanto como pude, sonreí, me comporté como una señorita debe hacerlo y le di todos los cumplidos que pude darle a mi madre tanto por la comida como por el vestido que llevaba. No me gustaban ambas cosas pero ser agradable no cuesta nada. Me senté con ellos en el sofá tras la cena y vi cómo seguían adornando el árbol, no sé por qué razón me sentí idiota pero sí, tragué saliva y me excusé para irme de allí, ya había cumplido y habían dejado de hablarme directamente, así que, me llevé los chocolates que me dio mi madre y volví a mi vida. No era tan glamurosa como la de ellos, pero me sentí orgullosa de haberla abandonado para tener una propia.

Un futuro en el que sobrevivir:

No he tenido nunca mucho dinero pero siempre me las he apañado para vivir, al igual que ahora, tengo lo justo para sobrevivir y para seguir adelante. Los gastos de casa y la comida son caros y a veces, es duro poner un pie delante del otro para no tropezarte con un nuevo problema pero lo que me hace levantar la cabeza es no tener que llamarles para pedirles dinero, para que sean mis niñeras o para volver a sentirme miserable. Eso es por lo que tengo un trabajo de mierda al que voy diariamente y eso es justo lo que hace que me levante de la cama, moverme a mi ritmo y salir victoriosa de otro día pesado y difícil.

He aprendido a mirar por mí y para mí, no tengo muchos planes para el futuro pero sí sé que puedo hacer lo que sea para seguir adelante sin ayuda y que puedo hacer lo que debo sin buscar la aprobación de mis padres. La oveja negra ya ha dejado de correr.


Publicado en Recomendaciones

Comentando serie «Lie to Me» (Miénteme):

Lie to Me (traducción y título en español: Miénteme) es una serie de televisión estadounidense inspirada en el trabajo científico del psicólogo Paul Ekman. El Dr. Ekman es uno de los científicos más destacados del Siglo XX pionero en el estudio de las conexiones existentes entre los estados emocionales y las expresiones faciales.

Llevaba años queriendo ver esta serie y nunca tenía oportunidad, desde que la anunciaron en la televisión, que tuve curiosidad, incluso, me vi un par de capítulos o tres salteados, a veces, hasta repetidos, pero nunca la historia completa. El lenguaje corporal es algo que siempre me ha llamado la atención, al igual que las microexpresiones, es tan interesante saber cuándo una persona miente y dice la verdad que se hace hasta indispensable en el día a día, ya que, estamos sujetos a muchos cambios sociales y el mentir se ha hecho muy normal entre nosotros, más para obtener beneficio. Esta serie nos muestra justo esto, cómo Carl Lightman, psicólogo y experto en detectar mentiras, resuelve casos de asesinato junto al FBI, la policía, la CIA en ocasiones, empresas de todo tipo, saca a hombres inocentes de la cárcel, sabe si su hija miente a través de su voz, es rápido y solo debe estar atento durante unos segundos para que la magia se vuelva realidad.

Esta serie se basa en la teoría de Paul Ekman, psicólogo que afirmaba haber una conexión entre las emociones y las expresiones faciales. Y creo que, a quién le interesen este tipo de temas, le encantará. Carl es arrogante, manipula las situaciones, sabe cómo interactuar con otros para sacar la verdad, sabe quién miente con solo hacerle unas preguntas, se muestra como un veterano en lo que mejor hace, ha escrito libros sobre ello, todo el mundo le conoce, pero es difícil que, a veces, sonría pero sí se mofa de las situaciones, su apariencia es calmada, sabe que resolverá cualquier situación y tiene un alto sentido de la justicia, muchas veces, le gusta ir por libre y trata a sus empleados como basura, no muestra sus sentimientos y evade situaciones que preferiría no evadir. En cambio, la Doctora Gillian Foster, también psicóloga, es asociada de Carl y es mucho más delicada cuando habla, paciente, sincera, sensible, directa y con una alta capacidad para controlar sus emociones. También aparecen Ria Torres la detectora «natural» de mentiras (sin estudios) y Eli Loker, recién graduado en psicología, investigadores de la empresa «Lightman».

Creo que es una serie muy potente a la que han menospreciado porque, tras la tercera temporada, no quisieron seguirla, supongo que la cancelaron. No le dieron un gran final, por ello, he de suponer que tenían pensada una cuarta temporada pero no pudieron sacarla y no sé si algún día lo harán. Muestra realidades muy interesantes, personajes que cualquiera podría encontrarse en la calle, gente que cree que tiene su vida bajo control pero que realmente, se les escapa de las manos. Carl muestra la realidad, muestra esa verdad que muchos no quieren ver, que esconden o tratan de enterrar para que nadie se entere, haciendo como que ciertas situaciones no han existido. Él puede sentirlo, como en uno de los capítulos donde entrevistó a un chico joven delante de una clase donde tenía que hacer un seminario, reconoció por sus expresiones, su voz cuando respondía a las preguntas y su manera de gesticular, que estaba ante un psicópata.

La serie me hizo pensar. Si todas las personas en el mundo tuviesen la oportunidad de estudiar algo como esto en el colegio, por ejemplo, mientras crecemos, tendríamos una mayor capacidad de detectar conductas amenazantes externas, podríamos saber al interactuar con quién estamos hablando realmente, si con una persona que trata de manipular nuestra conducta o alguien genuino que viene hacia nosotros con intereses verdaderos como la amistad. Sería una ciencia de lo más útil, no permanecería enterrada entre asignaturas optativas como en la Criminología o la Psicología, puede que le dediquen algo de tiempo en un tema o dos de algún otro grado universitario que ni sé, pero se siente más importante de lo que se ve a simple vista. Quizá muchos no les darían mucha importancia a esto y puedan pensar que es una estupidez, pero se salvarían vidas y seríamos más auto suficientes, quizá más de uno sabría a quién no acercarse para que no le hieran física o psicológicamente hablando.

También es una serie que se acerca mucho a las emociones humanas, las palpa, las comprende y empatiza con ellas, hay tragedias que es mejor compartirlas para no sentirlas tan fuertes. Todo tiene que ver con las personas, el papel que hacen en sus vidas, sus conductas a raíz de experiencias pasadas y la interacción social con personas de su alrededor. Nos las muestran aquí, con diferentes personalidades, carácter y con una sensación de cercanía, a veces, indescriptible. No he sentido esta serie como fría, como distante o que te aleja de los personajes, es más, te acerca a tus emociones y te hace ver las limitaciones que todos nos creamos, los errores humanos y las decisiones poco meditadas, la manipulación, las constantes preguntas sobre uno mismo y el camino que debes recorrer para no caer en las tentaciones que otros cayeron.

Esas relaciones atrayentes entre Carl Lightman y Gillian Foster o como Ria Torres y Eli Loker, me han parecido de lo más interesantes. Realmente, se aprecian, casi podríamos decir que estas «parejas» harían por los suyos lo que fuera para sacarlos de un apuro, hasta viendo que a veces, flirtean sin llegar a nada más. Creo que es un factor que se ha mantenido en la serie por tres temporadas, siempre esperando que pase algo entre ellos pero viendo que nunca pasa en la realidad. No caes en frustración, ni mucho menos, llega a gustarte y a entender las dinámicas que tienen cada uno en las relaciones personales que parecen mantener pero que no mantienen porque son estrictamente profesionales. No pueden evitarlo, se leen las microexpresiones y gesticulaciones pero han prometido no hacerlo, no sobrepasarse en lo personal y saber en todo momento cuál es su sitio, y creo que es algo bastante maduro que caracteriza la personalidad de los personajes principales.

Han habido muchos capítulos que me han interesado, impactado, atraído y sorprendido, incluso, facetas fuertes o distinguidas en cada uno de los personajes que aparecen y no podría decir que no me ha gustado, al contrario, ¡me ha encantado! La recomiendo un 100%, le coges cariño y te documentas muy bien si te interesa el tema 😉 Además, voy a dejar por aquí el tráiler de la primera temporada para que podáis decidir si verla o no:


Commenting «Lie to Me» TV show:

Lie to Me is an American television series inspired by the scientific work of psychologist Paul Ekman. Dr. Ekman is one of the most outstanding scientists of the twentieth century pioneer in the study of the connections between emotional states and facial expressions.

I had wanted to see this series for years and I never had a chance, since they announced it on television, I was curious, even, I saw a couple of episodes or three skipped, sometimes, even repeated, but never the whole story. Body language is something that has always caught my attention, as have microexpressions, it is so interesting to know when a person lies and tells the truth that it becomes even indispensable in the day by day, since, we are subject to many social changes and lying has become very normal among us, more to obtain benefit. This series shows us just this, how Carl Lightman, psychologist and expert in detecting lies solves murder cases with the FBI, the police, the CIA at times, companies of all kinds, gets innocent men out of jail, knows if his daughter lies through his voice, is fast and only has to be attentive for a few seconds for the magic to become reality.

This series is based on the theory of Paul Ekman, a psychologist who claimed there was a connection between emotions and facial expressions. And I think, whoever is interested in these kinds of topics, will love it. Carl is arrogant, manipulates situations, knows how to interact with others to get the truth out, knows who lies just by asking a few questions, shows himself as a veteran in what he does best, he has written books about it, everyone knows him, but it is difficult that, sometimes, he smiles but he does mock situations, his appearance is calm, he knows that he will solve any situation and he has a high sense of justice, many times, he likes to go it alone and treats his employees like garbage, he does not show his feelings and evades situations that he would prefer not to evade. On the other hand, Dr. Gillian Foster, also a psychologist, is an associate of Carl and is much more delicate when she speaks, patient, sincere, sensitive, direct and with a high capacity to control her emotions. Also appearing are Ria Torres, the «natural» detector of lies (without studies) and Eli Loker, recently graduated in psychology, researchers from the «Lightman» company.

I think it’s a very powerful series that they’ve looked down on because, after the third season, they didn’t want to follow it, I guess they canceled it. They did not give it a great ending, so I have to assume that they had a fourth season in mind but they could not get it out and I do not know if one day they will. It shows very interesting realities, characters that anyone could find on the street, people who believe that they have their lives under control but that really, it escapes their hands. Carl shows reality, he shows that truth that many do not want to see, that they hide or try to bury so that no one finds out, pretending that certain situations have not existed. He can feel it, like in one of the episodes where he interviewed a young boy in front of a class where he had to do a seminar, he recognized by his expressions, his voice when answering questions and his way of gesticulating, that he had in front of him a psychopath.

The series got me thinking. If all people in the world had the opportunity to study something like this in school, for example, as we grow up, we would have a greater ability to detect external threatening behaviors, we could know by interacting with who we are really talking to, whether with a person who tries to manipulate our behavior or someone genuine who comes towards us with true interests such as friendship. It would be a science of the most useful, it would not remain buried between elective subjects such as Criminology or Psychology, they may spend some time on a subject or two of some other university degree that I do not know, but it feels more important than what is seen with the naked eye. Perhaps many would not give much importance to this and may think that it is stupid, but lives would be saved and we would be more self-sufficient, perhaps more than one would know who not to approach to trying to evade get physically or psychologically hurt.

It is also a series that gets very close to human emotions, feels them, understands them and empathizes with them, there are tragedies that it is better to share with others so as not to feel them so strong. It’s all about people, the role they play in their lives, their behaviors from past experiences, and social interaction with people around them. They show them to us here, with different personalities, character and with a sense of closeness, sometimes indescribable. I have not felt this series as cold, as distant or that distances you from the characters, moreover, it brings you closer to your emotions and makes you see the limitations that we all create, human mistakes and ill-considered decisions, the manipulation, the constant questions about oneself and the path you must travel so as not to fall into the temptations that others fell.

Those attractive relationships between Carl Lightman and Gillian Foster or as Ria Torres and Eli Loker, have seemed most interesting to me. Really, they appreciate each other, we could almost say that these «couples» would do for their own whatever it was to get them out of a hurry, even seeing that sometimes, they flirt without reaching anything else. I think it’s a factor that has remained in the series for three seasons, always waiting for something to happen between them but seeing that it never happens in reality. You do not fall into frustration, far from it, you get to like and understand the dynamics that each one has in the personal relationships that they seem to maintain but that they do not maintain because they are strictly professional. They can’t help it, they read the microexpressions and gestures but they have promised not to do it with each other at the same time, not to overdo it personally and to know at all times what their place is, and I think it is something quite mature that characterizes the personality of the main characters.

There have been many episodes that have interested, impacted, attracted and surprised me, even strong or distinguished facets in each of the characters that appear and I could not say that I did not like it, on the contrary, I loved it! I recommend it 100%, you take affection to the characters and you document yourself very well if you are interested in the subject 😉 In addition, I will leave in the spanish version the first season trailer so you can decide whether to watch it or not.


Publicado en Reflexiones

La Biblioteca:

Estás en mi cabeza y no puedes salir, permaneces encadenado, destinado a perecer. No es que me guste verte a diario pero, así son las cosas, ¿verdad? Te empeñaste en ser parte de un capítulo, en resistirte a mis anhelos de soledad, no quisiste volver a dirigirme la palabra, pero sí quisiste hurgar en mi memoria y en mis heridas, como si estuvieras en tu casa, paseándote en cada estantería de libros, impregnada con ese aroma a viejo en la parte de atrás y un poco más a nuevo en la parte delantera. ¿A qué esperas? Coge el libro que quieras. No te equivoques, no me gusta que hurguen en mi cabeza, solo que cualquier intruso se pueda dar cuenta de la equivocación y el riesgo que corre al hacerlo. Ni qué decir que es peligroso.

¿Sabes? No solo viven libros ahí dentro, también historias, experiencias, creencias creadas por mi infancia, una personalidad latente que cohabita con mi carácter y ambos hacen un mix extraño, mezclado con un temperamento un tanto irritable y una lengua larga que no calla cuando algo no le parece bien. También están mis heridas, guardadas en secreto para que nadie pueda llegar a ellas, se comportan como si tuvieran que alimentarse de aquellos que irrumpen sin permiso, yo de ti tendría cuidado. Los libros muerden si no utilizas la palabra correcta para dirigirte a ellos, si fuera tú, me alejaría, sobre todo los más viejos, están cansados de soportar tanto polvo sobre sus lomos.

No te equivoques, me das bastante igual, ni siquiera me preocupa que decidas quedarte en medio de «La Biblioteca» sin moverte, pronto la verás en movimiento y desearás no haber entrado nunca. Un grito no me vale, una amenaza de venganza próxima no me impresiona, las súplicas han dejado de sorprenderme y el perdón ha dejado de tener un sentido, las palabras no sirven para nada sin hechos. Me verás a menudo, estaré presente en cada segundo, sabré dónde estás y te prohibiré la entrada en lo privado, en lo que cierro la entrada incluso a mí misma para no volver a pensar en ello o imaginar que algo así es posible.

Quizá te encuentres como en casa. Por supuesto, es un sitio que no conoces porque después de tanto tiempo estando juntos tú no has sabido nada de esto y yo he tendido a ser demasiado confiada y compasiva como para creer que lo que teníamos era algo más que físico, una comprensión que superaba en empatía a las demás parejas con las que estuvimos. Aquí quizá encuentres información útil que no supiste preguntar, a la que no pusiste atención y no necesitaste cambiar para saber que no ibas a hacer nada al respecto. Reconocerás esos momentos, sabrás que la tristeza cotidiana que me provocaba verte estaba ahí, bien presente, haciéndome sentir inútil por no creerme lo suficientemente buena para ti, lo suficientemente interesante o extrovertida, atractiva o complaciente, creo que hasta lo fui demasiado.

Puede que nunca lo llegues a entender, ni siquiera leyendo todos los libros que forman «La Biblioteca», puede que ni te importe de lo que te estoy hablando y solo quieras encontrar una salida. Te adelanto que no la hay, me aseguré de ello hace mucho tiempo, no quise tener que ver cómo mis libros desaparecían por grietas abiertas que ya no era capaz de contemplar, dejándome vacía. Son y siempre serán filas de libros interminables, historias infinitas, listas de lecturas que empecé hace mucho, fragmentos de memorias que siempre guardaré en esa zona de mi memoria y momentos que no podría sustituir por otros porque ya pasaron y están escritos.

Deberías saberlo, solo eres una mancha. Quizá te deje unos días más merodear por mi cabeza pero pronto, muy pronto, alguien te pisoteará como una hormiga o te disparará en la frente, puede que te saque a patadas o que el techo se te venga encima, quién sabe. No eres particularmente listo, mucho menos, intuitivo. Puede que ahora mismo me esté acercando y sigas sin poder verme. Quizá corras sin parar, gritando, insultándome, quizá no aguantes la presión de ser perseguido. He pensado en cazarte con sigilo, como un ninja a punto de coger a su objetivo y cortarle el cuello a la mínima oportunidad. Dime, ¿te gustaría? Porque no estoy muy lejos. Veo cómo te giras un par de veces mientras sonrío, no tienes ni idea de qué estoy a punto de hacer, ¿verdad? Quizá es porque aquí, estás bajo mi mando, ahora soy yo quién controla la situación, no tú. Estoy a unos centímetros de ti pero sigues sin verme. Es una pena porque en cuanto te gires nuevamente vas a sorprenderte mucho.

Puedo ver tus ojos dirigirse a mí, pero tú no ves los míos. Sé que es mi oportunidad, sé que es el momento de hacer lo que siempre había deseado. La espada de plata que tengo en la mano, atraviesa tu pecho, con suavidad, mientras tus ojos siguen moviéndose nerviosos tratando de comprender qué está pasando. ¿Lo has comprendido? Caes al suelo y un último suspiro sale de tu boca, mientras aparezco frente a ti y dejo que mi cuerpo descanse. Desapareces por fin, ya no queda ningún rastro tuyo, no hay malas hierbas, he dejado de seguirte entre mi memoria rezando por encontrarte otra vez, ahora puedo desconectar sin tener miedo de que estés ahí, de que veas lo que hago, ya no debo avergonzarme más, tampoco trazar un plan para sacarte vivo de ahí porque ya has muerto y yo soy quién te ha matado, no puedo ser más feliz con ello. Espero que te pudras en algún sitio, bien lejos de mí. Buena suerte en el infierno, amigo.


The Library:

You are in my head and you cannot go out, you remain chained, destined to perish. Not that I like to see you on a daily basis, but that’s the way things are, right? You insisted on being part of a chapter, on resisting my longings for solitude, you did not want to speak to me again, but you did want to dig into my memory and my wounds, as if you were at home, strolling around on each bookshelf, imbued with that scent of old on the back and a little more new on the front. What are you waiting for? Take the book you want. Make no mistake, I don’t like to be rummaged through my head, only that any intruder can realize the mistake and the risk he runs in doing so. Needless to say, it’s dangerous.

You know? Not only do books live in there, but also stories, experiences, beliefs created by my childhood, a latent personality that coexists with my character and both make a strange mix, mixed with a somewhat irritable temperament and a long tongue that does not silence when something does not seem right. There are also my wounds, kept secret so that no one can reach them, they behave as if they have to feed on those who break in without permission, I would be careful. Books bite if you don’t use the right word to address them, if it were you, I would walk away, especially from the older ones, they are tired of enduring so much dust on their backs.

Don’t get me wrong, I don’t care about you, I’m not even worried that you decide to stay in the middle of «The Library» without moving, soon you will see it in motion and wish you had never entered. A cry is not worthy to me any more, a threat of revenge soon does not impress me, the please have ceased to surprise me and forgiveness has ceased to have a meaning, words are useless without facts. You will see me often, I will be present every second, I will know where you are and I will forbid you to enter the private, in which I close the entrance even to myself so as not to think about it again or imagine that something like this is possible.

Maybe you’ll find yourself at home. Of course, it’s a place you don’t know because after so long being together you haven’t heard from it and I’ve tended to be too trusting and compassionate to believe that what we had was more than physical, an understanding that surpassed in empathy the other couples we were with. Here you may find useful information that you did not know how to ask, that you did not pay attention to and did not need to change to know that you were not going to do anything about it. You will recognize those moments, you will know that the daily sadness that caused me to see you was there, well present, making me feel useless for not believing that I was good enough for you, interesting or outgoing enough, attractive or pleasant, I think I was even too much.

You may never understand it, not even reading all the books that make up «The Library», you may not even care what I am talking about and just want to find a way out. I anticipate that there is not, I made sure of it a long time ago, I did not want to have to see how my books disappeared through open cracks that I was no longer able to contemplate, leaving me empty. They are and always will be rows of endless books, endless stories, reading lists that I started a long time ago, fragments of memories that I will always keep in that area of my memory and moments that I could not replace with others because they have already passed and are well written.

You should know, you are just a blemish. Maybe I’ll let you a few more days loiter around my head but soon, very soon, someone will trample you like an ant or shoot you in the forehead, it may kick you out or the ceiling will come at you, who knows. You’re not particularly smart, much less intuitive. Maybe right now I’m getting closer and you still can’t see me. Maybe you run non-stop, screaming, insulting me, maybe you can’t stand the pressure of being persued. I’ve thought about hunting you stealthily, like a ninja about to grab his target and cut his neck at the slightest opportunity. Tell me, would you like to? Because I’m not far away. I see how you spin a couple of times while smiling, you have no idea what I’m about to do, right? Maybe it’s because here, you’re under my command, now it’s me who controls the situation, not you. I’m a few inches away from you but you still don’t see me. It’s a shame because as soon as you turn around again you’re going to be very surprised.

I can see your eyes turning to me, but you don’t see mine. I know it’s my chance, I know it’s time to do what I’ve always wanted. The silver sword in my hand pierces your chest, gently, as your eyes keep moving nervously trying to understand what’s going on. Have you understood? You fall to the ground and a last breath comes out of your mouth, as I appear in front of you and let my body rest. You disappear at last, there is no trace of you left, there are no bad vibes left, I have stopped following you among my memory praying to find you again, now I can disconnect without being afraid that you are there, that you see what I do, I should not be ashamed anymore, nor draw up a plan to get you out of there alive because you have already died and I am the one who has killed you, I can not be happier with it. I hope you rot somewhere, far away from me. Good luck in hell, buddy.