Publicado en Personajes

El Miedo: Esperando Fuera

Relato procedente: «La Sombra ha Salido«. Edad: 28 años.

Ciudad: La Mente. Profesión: Desconocida.

Descripción física:

Tengo una estatura más bien baja, de piel clara, con ojos negros y mirada profunda, labios carnosos y voz acompasada, suelo tener las manos frías. Mi cabello es de color negro y suelo vestir con un mono raído separado por un cinturón negro atado un poco más alto de la cintura, suelo ir descalzo, con los pies y las piernas algo sucias debido a la mugre de las celdas.

Descripción de la personalidad:

Soy todo lo que un huésped humano podría desear para sobrevivir, hago resurgir de ellos mismos las ganas de huir, la supervivencia, despierto la ira y el rencor, el enfado cuando alguien está asustado. Soy ese temor que notan a la altura del pecho, que les hace temblar y creer que algo malo va a ocurrir, soy todo lo que soñaron que no podría existir, estoy en la oscuridad pero también en el dolor y la pérdida, porque siempre hay algo que temer, siempre hay algo que les da miedo, me alimento de ello y les doy energía para que sigan luchando para evitarlo, de alguna manera. Muchos me desprecian y lo entiendo, puedo ser muy molesto.

Puertas abiertas:

He estado dentro de este huésped durante 28 años, conozco todas sus fobias, las he hecho resurgir mil veces. Pero poco a poco, las ha ido superando, a veces con ayuda, otras veces, simplemente, ha dejado de pensar en ello. Su proceso ha sido sorprendente, le doy crédito, me ha hecho frente y se ha hecho más fuerte, dejándome en el banquillo por mucho tiempo y no creo que salga con tanta facilidad, muchas veces, tengo que resistirme tanto que me agoto antes de abrir la puerta de la celda. A mí y a muchos, nos mantiene a raya, por eso no esperaba que las puertas de las celdas se abrieran. Al menos, la mía lo hizo.

No podía creer que lo hubiera hecho, el huésped no era alguien fácil de manipular, era valiente y decidido, fuerte, le gustaba combatir cualquier cosa. Así que, no podía ser que yo estuviera fuera. Otra cosa curiosa, fue darme cuenta de que el pasillo de las celdas estaba totalmente a oscuras, no había ni una sola luz que lo iluminara, algo que normalmente no ocurría, el huésped nos mantenía retenidos y vigilados en todo momento, no quería que nadie saliera sin su permiso. Así que, ¿por qué apagaría las luces? Fui caminando hasta el principio del pasillo, a tientas, hasta llegar a un muro donde se podía ver el centro del lugar, frente a unas escaleras iluminadas. Ni siquiera podía ver el pasillo de celdas que había al otro lado.

La Sombra había salido:

La Sombra era el ser más malvado y perturbador de todo el lugar. El huésped lo mantenía encerrado en una celda diminuta, con doble cerradura y con unas puertas de acero impenetrables. Era exactamente su parte oscura, la que no mostraba a nadie, la que albergaba la mayor oscuridad que ninguno de nosotros podría imaginar. Era temido incluso por el huésped, le oíamos susurrar algunas palabras para mantenerlo siempre calmado, cada noche antes de irse a dormir, era casi rutinario, hasta podía dormirme escuchando esas palabras. Estas le debilitaban, era como si le descargara las pilas rápidamente.

Lo que me sorprendió fue que estuviera justo frente a las escaleras. ¿Cómo había salido? Era imposible que lo hiciera sin la ayuda del huésped. Le recuerdo sin cara, sin mirada, sin labios, hablaba telepáticamente, llevaba una gabardina negra con un traje negro debajo, odiaba las corbatas, así que, no llevaba. Sus zapatos estaban impolutos, como si no hubieran tocado la mugre de las celdas, bien peinado y dispuesto a subir al exterior y tomar el control del huésped. Algo estaría pasando allí fuera, no podía ser cierto que yo también hubiese sido liberado.

Los Liberados:

La Rabia, la Ira, La Envidia, Los Celos, La Tristeza, La Desesperación y La Razón, salieron de las celdas, liberadas al mismo tiempo. Estábamos separados y no es que nos lleváramos demasiado bien, todos teníamos nuestro trabajo dentro del huésped, nunca nos gustamos, pero tampoco competimos. Éramos visitados cuando nos necesitaba, eran pocos momentos, para unos minutos o quizá para un par de horas, era corto, limpio y silencioso, luego nos devolvía a nuestro sitio y nos volvía a encerrar, no teníamos libre circulación.

No me tropecé con ninguno de ellos, pero oí sus voces aquí y allá, mientras seguía observando a La Sombra. Sabía que todos le temían y harían lo posible para esconderse y que no les sintiera, aunque cierto es que las cosas quedaron más claras tiempo después, supimos cómo de avariciosa era La Sombra y cuánto de verdad quería salir de su encierro. Como si hubiera sido planeado, como si hubiera sido una posesión o una manipulación hacia el huésped, un auto sabotaje que él mismo no pudo controlar y su culpabilidad hizo que quisiera dejar que La Sombra saliera.

La Agresión:

Tuve la mala idea de acercarme un poco más para verla bien, así que, sintió mi esencia, supo que estaba cerca. Cerré los ojos con fuerza y traté de alejarme un poco pero, en cuanto me di cuenta, estaba casi encima de mí. Vi su cara sin rostro, pero sabía que disfrutaba con aquello, sabía que nos cazaría a todos como si fuéramos carnaza con la que jugar. Sacó un cuchillo de su manga y me rajó el cuello sin dilación, determinante, limpio, seco. Eso hizo que me mandara a la celda y que se cerrara con llave rápidamente. Di tantos golpes como me fue posible, necesitaba que alguien me oyera, quería que me sacara de allí. Pero quizá el huésped no necesitaría al miedo para aceptar a La Sombra, tampoco a ninguna de las otras, quizá no quería sentir nada y para eso la necesitaba.

Eran muchos quizá, probabilidades cercanas pero las cuales solo podía imaginar. Tal como había salido de la celda había vuelto a entrar, obviamente, no estaba muerto, nadie podía morir allí abajo, ¿te imaginas matar al miedo? Menuda comedia, nos reiríamos a gusto. Supe que La Sombra subió las escaleras en cuanto todo se quedó a oscuras por completo, ni siquiera podíamos ver nada en nuestras celdas, nos inundó la completa oscuridad, el huésped ya no tenía el control.

Un futuro incierto:

Que el huésped no quiera sentir nada por ahora, no quiere decir que nunca quiera sentirlo, no sabemos cuándo volverá a salir y a tomar posesión de su cuerpo, nuevamente. Supongo que hay veces que es mejor sobrevivir a las circunstancias con los recursos que uno tiene antes que tratar de hacerlo a las buenas. Los humanos saben de emociones, yo solo me conozco a mí mismo. Nuestro futuro es incierto, lo único que sabemos es que La Sombra no quiere que aparezcamos, no quiere que hagamos sentir al huésped protegido por ninguna emoción, por nada que le haga latir su corazón con algo más que con oscuridad.

Quizá todo se desmorone o puede que todo se arregle en cuestión de días, hay infiernos que encuentran su balance tan pronto que ni te das cuenta de que era el infierno. Supongo que la positividad no es lo mío. Lo único que me queda es sentarme en un rincón de mi celda y esperar a que todo pase, quizá no se me requiera, o quizá sí, ya veremos. Por ahora, hay que cerrar los ojos y dejar que las luces se vuelvan a encender cuando el huésped esté preparado.


Publicado en Recomendaciones

Comentando libro «Querida Yo: Tenemos que Hablar» – Elizabeth Clapés

En nuestro día a día, tenemos miles de sentimientos, personas, heridas, situaciones… que nos generan malestar. Identificarlas y saber distinguir las que podemos cambiar de las que no es muy importante para dejar de hacernos las preguntas de siempre: ¿Por qué me noto tan sensible? ¿Por qué siempre estoy a la defensiva? ¿Por qué siento ansiedad? ¿Qué es lo que me pasa?

Por eso, querida amiga, tenemos que hablar. Vamos a parar un momento para conocernos, corregirnos, aceptarnos, perdonarnos… Y, sobre todo, para mandar a la mierda lo que sea necesario. A ver si así podemos empezar a querernos tanto como nos merecemos, que ya toca.

Este libro, sin duda, me lo han aconsejado leer porque tanto por el título como el color de la portada y contraportada, no hubiese llamado mi atención. Pero me alegro de que decidiera comprarlo, me ha hecho ver ciertas cosas de forma más realista, me ha hecho comprender situaciones por las que no tengo que pasar si no quiero, muestra momentos en la vida de la autora donde se ha dado cuenta de qué era lo que consentía, por qué y cómo cambiarlo. Tal como ella dice, este no es un libro que te va cambiar la vida ni te va a solucionar los problemas, es solo una pequeña guía para que sepas hacia dónde dirigirte, son unas pinceladas que añadir a tu día a día para poder estar más conectada contigo y conocerte un poco mejor 🙂

Es un libro muy cortito, de hecho, tiene 140 páginas en las que Elizabeth Clapés hace que profundices en algunos puntos que considera importantes como: tus pensamientos inconscientes y cómo controlarlos, tienes que saber quién eres, llevarte bien con tus emociones, ¿puedes vivir contigo? ¿te apetece? y algunos más que no revelaré. Son capítulos cortos llenos de palabras con significado que te hacen pensar en los patrones de conducta que tenemos, en esas vocecillas interiores que dicen lo que no deberían, esa negatividad que no debería definirnos, las heridas, la culpa, los traumas… todo escrito con palabras que llegan, sin tapujos ni mentiras, eso es lo que más me ha gustado del libro, la autora es directa y dice lo que quiere y tiene que decir, sin más preámbulos.

No lo he sentido como el típico libro de auto-ayuda absurdo que tiras a la basura a las dos semana de leerlo porque sientes que todo lo que dice no tiene sentido, creo que es un libro que muestra todo lo contrario, destroza mitos sobre lo que hemos creído como correcto y que no lo es, como por ejemplo, «querer no es poder», uno de los capítulos más realistas y potentes que he leído, el cual, es capaz de tirar abajo esa idea de que si quieres puedes hacer lo que te propongas cuando no todos podemos tener las mismas oportunidades o circunstancias, a veces, las cosas se dan y otras muchas no, quieras o no quieras, no existe una verdad absoluta que te diga que vas a lograrlo solo por desearlo y ser positivo porque no funciona así. Me ha encantado leerlo porque es algo que nunca he creído que fuera así, sabía que tenía sentido en mi cabeza pero que nadie sería capaz de entenderlo o transmitirlo así como yo lo estaba sintiendo, así que, al leerlo ha sido como una luz caído del cielo diciendo «gracias», no soy la única entonces que lo siente así, ¿no?

Hay muchas cosas que nuestra sociedad nos dice que son malas, como por ejemplo, no ser productivo o que tener un día triste es malo, no debes tener días así porque eso significa que estás deprimido. Elizabeth Clapés te anima a que pases por ese día como por cualquier otro, con paciencia y dándote justo lo que necesitas, normalizándolo y dándote un espacio en el que ser entendida. Creo que todo el libro se siente de esta manera porque está hablándote a ti y te cuenta muchas de sus experiencias, las cuales, te hacen sonreír porque a ti también te han pasado bastantes veces y no puedes sino agradecer dejar de sentirte como una extraña delante de un libro que parecía destinado a que lo leyeras. Ha sido catártico y muy corto, me hubiera encantado leer mucho más de sus ideas, dado que, aparte de autora también es psicóloga y estoy segura de que algunos de los sentimientos que creemos que no son buenos, también son válidos y caben en cualquier página en blanco que pueda escribir nuevamente.

La autora te anima a que te conozcas y sepas lo que quieres, sin apuros, permitiéndote entenderte, ser compasiva contigo, quererte y aceptar cada versión de ti misma, aunque ese día no salga como tú esperas. Te anima a hacer limpiezas emocionales porque hay personas que no merecen estar en tu vida si te hacen daño, explicándote cómo hacerlo y cómo poner límites a aquellos que lo hacen. Te abre las puertas a la nueva tú que puedes llegar a ser, para que te valides y aceptes, para que sepas que cualquier sentimiento tuyo vale la pena escucharlo y sentirlo, aunque sea doloroso porque, al fin y al cabo, también es una emoción que hay que aceptar y sobrellevar. Deja claros varios puntos que quería confirmar y algunas cosas que me he ido preguntando, se agradece toparse con lecturas así, te hacen sentir un poco más conectada con tus emociones y te hace ser consciente de esos patrones que puedes ir moldeando y cuidando para dejar que te molesten o afecten cosas o personas tanto a ti como a tu día a día, ayudándote a responder de forma asertiva, en vez de ofensiva o defensiva.

Recomiendo este libro para aquellas personas que quieran retomar o tener una mejor relación consigo mismas, que se hagan preguntas sobre sus emociones a diario y no obtengan respuesta y a aquellas que han sido ahogadas por la culpa o el dolor. Lo recomiendo un 100%, ayuda mucho y te hace reflexionar.


Commenting «Dear Me: We Have to Talk» book Written by Elizabeth Clapés:

In our day to day, we have thousands of feelings, people, wounds, situations… that generate discomfort. Identify them and know how to distinguish those that we can change from those that are not very important to stop asking ourselves the usual questions: Why do I feel so sensitive? Why am I always on the defensive? Why do I feel anxiety? What’s wrong with me?

That is why, dear friend, we have to talk. Let’s stop for a moment to get to know each other, correct ourselves, accept each other, forgive ourselves… And, above all, to send to hell whatever it takes. Let’s see if this way we can start to love ourselves as much as we deserve, which is already touching.

This book, without a doubt, was advised to read by a friend of mine because both the title and the colour of the cover and back cover would not have caught my attention. But I’m glad I decided to buy it, it has made me see certain things more realistically, it has made me understand situations that I don’t have to go through if I don’t want to, it shows moments in the author’s life where she consented certain situations to happen, why and how to change it. As she says, this is not a book that will change your life or solve your problems, it is just a small guide so you know where to go, they are some brushstrokes to add to our days to be able to be more connected with yourself and know you a little better 🙂

It is a very short book, in fact, it has 140 pages in which Elizabeth Clapés makes you delve into some points that she considers important such as: your unconscious thoughts and how to control them, you have to know who you are, get along with emotions, can you live with you? Enjoy it? and some more that I won’t reveal. There are short chapters full of words with meaning that make you think about the patterns of behavior we have, those inner voices that say what they should not, that negativity that should not define us, the wounds, the guilt, the traumas … all written with words that arrive to your heart, without covers or lies, that is what I liked the most about the book, the author is direct and says what she wants and has to say, without further ado.

I have not felt it as the typical absurd self-help book that you throw away two weeks after reading it because you feel that everything it says does not make sense, I think it is a book that shows the opposite, destroys myths about what we have believed to be correct and that is not, such as «wanting something is not like you can have it», one of the most realistic and powerful chapters I have read, which is able to throw down that idea that if you have a goal you can achieve it just wanting it, when we can not all have the same opportunities or circumstances, sometimes things just happen to us and many others do not, whether you want or not, there is no absolute truth that tells you that you are going to achieve it just by wanting it and being positive because it does not work like this. I have loved reading it because it is something that I have never believed to be like this, I knew that it made sense in my head but that no one would be able to understand it or transmit it as I was feeling it, so reading it has been like a light fallen from the sky saying «thank you», I am not the only one then who feels it that way, right?

There are many things that our society tells us are bad, such as not being productive or that having a sad day is bad, you should not have days like that because that means you are depressed. Elizabeth Clapés encourages you to go through that day like any other, with patience and giving you just what you need, normalizing it and giving you a space in which to be understood. I think the whole book feels this way because she is talking to you about her experiences, which makes you smile because they have also happened to you quite a few times and you can only be grateful to stop feeling like a stranger in front of a book that seemed destined for you to read. It has been cathartic and very short, I would have loved to read much more of her ideas, given that, apart from authoring she is also a psychologist and I am sure that some of the feelings that we think are not good, but they are also valid and fit on any blank page that she can write again.

The author encourages you to know yourself and know what you want, without haste, allowing you to understand yourself, be compassionate with you, love yourself and accept each version of yourself, even if that day does not go as you expect. It encourages you to do emotional cleansing because there are people who don’t deserve to be in your life if they hurt you, explaining how to do it and how to put limits on those who do. It opens the doors to the new you that you can become, so that you validate and accept yourself, so that you know that any feeling of yours is worth listening to and feeling, even if it is painful because, after all, it is also an emotion that must be accepted and endured. It makes clear several points that I wanted to confirm and some things that I have been wondering, it is appreciated to run into readings like this, they make you feel a little more connected with your emotions and makes you aware of those patterns that you can mold and take care of to let them bother you or affect things or people in some way, helping you to respond assertively, rather than offensively or defensively.

I recommend this book for those people who want to restart or have a better relationship with themselves, who ask questions about their emotions on a daily basis and do not get an answer and those who have been drowned by guilt or pain. I recommend it 100%, it helps a lot and invites you to reflect.


Publicado en Reflexiones

Recordarte:

Al fin, tuve el valor de ir a verte. Recuerdo que fue en primavera, por la mañana hacía un fresco agradable que me hacía levantarme con una sonrisa. Aunque no ese día. Llevaba días aceptando el hecho de que te había perdido. Ya no eras la misma, yo sabía que no lo eras, aunque todavía no te hubiera mirado a los ojos. Papá y mamá dijeron que estabas mejor, que seguro que volverías a casa pronto y podría seguir leyéndote, podría seguir escuchando tus historias sobre la guerra y podríamos cenar juntos cada domingo, como siempre lo habíamos hecho. Pero, tras pasar a través de la puerta de la habitación donde te habían ingresado, no pude si no, pensar lo contrario.

Estabas sentada en una silla de ruedas, prácticamente inmóvil mirando por la ventana el cálido sol que entraba por ella. Parecías hipnotizada, ni siquiera escuchabas los gritos de otro de los pacientes hospitalizados en la habitación contigua. He de reconocer que me asusté, nunca había estado en un psiquiátrico. Era fantasmagórico y aún me siento mal cada vez que lo pienso. Me apoyé en la ventana por donde estabas mirando y susurré: «¿Abuela?», pero ni siquiera me miraste. Lo volví a decir un par de veces más pero no conseguí que volvieras la vista hacia mí. Cerré los ojos por un momento, los presioné con los dedos y traté de contener las lágrimas. No podía creer que una mujer tan fuerte como tú pudiera haber desaparecido tan pronto, que una mente tan brillante hubiera tenido ese destino.

Cogí una silla que había cerca y me senté a tu lado, acaricié tu espalda y una ligera sonrisa se dibujó en mi rostro. Fue algo automático. Ni siquiera sé si tú sentiste algo, si nuestra conexión seguía ahí. Como tu nieto siempre te respeté, tenías carácter pero también corazón, sabías ponernos en nuestro sitio. Ese día tan solo vi a un fantasma, una luz que se iba apagando poco a poco. Intenté cogerte de la mano, pero la apartaste, me di cuenta de que el contacto te molestaba. Volví a sonreír, era típico de ti, ¿verdad? Allí sentado me sentía como si estuviera a un millón de kilómetros de distancia de ti, si te digo la verdad, quería irme, incluso, desaparecer del mundo por un instante. Estaba viendo una muerte lenta y agónica desde fuera y no tenía ni idea de qué pasaba dentro de tu mente. Me estaba volviendo loco, si te soy sincero.

Te frotaste las manos un par de veces. Te tocaste el cabello, mientras tus manos temblaban, querías decir algo pero tu voz se apagaba, así que, te quedaste así, mirando por la ventana. «Abuela», volví a decir casi en un susurro, mi voz se quebraba, quizá ninguno de los dos estaba teniendo un buen día con las palabras, ¿verdad? Me rendí dejando caer las lágrimas que llevaba un rato conteniendo, no podía creer nada de eso, te estabas apagando, te olvidabas de todo, quizá en ese momento ya me hubieses olvidado incluso y yo no podía saberlo. Seguí mirándote durante unos minutos, decidiendo qué hacer. No había mucho más que decir, no había mucho más que decidir. Ya no estabas allí aunque tu cuerpo sí lo estuviera. Respiré profundo un par de veces y me limpié las lágrimas con un pañuelo, mientras tú seguías inerte.

Había traído conmigo uno de tus libros favoritos «Las Aventuras de Sherlock Holmes», definitivamente amabas a Arthur Connan Doyle y yo no podía negarlo, me hiciste leerlos cuando era pequeño, todos y cada uno de ellos. Lo abrí por las primeras páginas y empecé a leerlo, despacio, como solíamos hacerlo. Me metí por completo en la historia, desde el capítulo uno al dos, al tres, al cuatro, al cinco… Paré un minuto porque noté la boca seca y, al levantar la vista del libro, vi tus ojos puestos en mí con atención, estabas sonriendo. Para mí fue un milagro. Volví a contener las lágrimas y seguí leyendo, no quería parar porque era como si hubieras vuelto después de mucho tiempo, pareció que hubieras estado allí esperando a que te leyera, esperando a escuchar mi voz. Las palabras temblaban al pasar por mi garganta, estaba entre triste y excitado de que pudieras oírme, sabía que aquel era el último día que nos veríamos y quería que fuera especial. Lo fue, ¿verdad?


Remember you:

At last, I had the courage to go to see you. I remember it was in spring. The warmth sun and the pleasant wind made me wake up with a smile. Although, not that day. I had been accepting the fact that I had lost you for days. You weren’t the same anymore, I knew you weren’t, even though I hadn’t looked at you in the eye yet. Mom and Dad said you were better, that you would surely come home soon and I could keep reading to you, I could keep listening to your stories about the war and we could have dinner together every Sunday, as we always had. But, after passing through the door frame of the room where you had been admitted, I couldn’t avoid to think the contrary.

You were sitting in a wheelchair, practically motionless looking out the window at the warm sun coming through it. You looked mesmerized, you didn’t even hear the screams of other hospitalized patients in the next room. I have to admit that I was scared, I had never been in a psychiatric hospital. It was phantasmagorical and I still feel bad every time I think about it. I leaned on the window where you were looking at and whispered: «Grandma?», but you didn’t even look at me. I said it again a couple more times but I couldn’t make you to look back at me. I closed my eyes for a moment, pressed them with my fingers and tried to hold back the tears. I couldn’t believe that a woman as strong as you could have disappeared so soon, that such a brilliant mind would have had that fate.

I picked up a chair nearby and sat next to you, caressed your back and a slight smile was drawn on my face. It was automatic. I don’t even know if you felt anything, if our connection was still there. As your grandson, I always respected you, you had character but also heart, you knew how to put us in our place. That day I only saw a ghost, a light that was gradually desappearing. I tried to hold your hand, but you pushed it away, I realized that the contact bothered you. I smiled again, it was typical of you, right? Sitting there I felt as if I was a million miles away from you, if I tell you the truth, I wanted to leave, even become extint from the world for an instant. I was seeing a slow, agonizing death from the outside and I had no idea what was going on inside your mind. I was going nuts, if I’m honest.

You rubbed your hands a couple of times. You touched your hair, while your hands were shaking, you wanted to say something but your voice was breaking, so you stayed like this, looking out the window. «Grandma,» I said again almost in a whisper, my voice was craking, maybe neither of us was having a good day with the words, right? I gave up dropping the tears I had been holding back for a while, I couldn’t believe any of that, you were shutting down, you forgot everything, maybe at that point you would have forgotten me even and I couldn’t know. I kept staring at you for a few minutes, deciding what to do. There wasn’t much more to say, there wasn’t much else to decide. You were no longer there even though your body was. I took a deep breath a couple of times and wiped my tears with a handkerchief, while you remained static.

I had brought with me one of your favorite books «The Adventures of Sherlock Holmes», you definitely loved Arthur Connan Doyle and I couldn’t deny your good taste, you made me read his books when I was little, each and every one of them. I opened it for the first few pages and started reading it, slowly, as we used to do it. I got completely into the story, from chapter one to two, to three, to four, to five… I stopped for a minute because I noticed my mouth quite dry and as I looked up from the book, I saw your eyes on me, you were smiling. For me it was a miracle. I held back the tears again and kept reading, I didn’t want to stop because it was like you were back after a long time, it seemed that you had been there waiting for me to read to you, waiting to hear my voice. The words trembled as they passed through my throat, I was between sad and excited that you could hear me, I knew that was the last day we would see each other and I wanted it to be special. It was, right?


Publicado en Relatos

La Sombra ha Salido:

Puedo verte esperando frente a las escaleras. Aún está oscuro y aún no lo has decidido. Te veo desde el otro lado de la habitación, has salido de tu jaula para encontrarte con un silencio ensordecedor, el mismo que te ha retenido en tu mente por tanto tiempo. Siempre has sido «el Monstruo sin cara», solo has sido una mancha negra que se ha mantenido controlada, y que ahora no ha hecho sonar las alarmas, ¿acaso alguien te quiere fuera? ¿Por qué ocurriría algo así?

Llena de curiosidad, me aventuro y me acerco a ti. Sigo en las zonas oscuras para que no me veas, oigo tu respiración algo más profunda, como si olieras mi esencia. Eso es justo lo que estás haciendo, ¿verdad? Podría imaginarme una sonrisa de satisfacción dibujada en tu cara, pero ni siquiera tienes labios. Y sí, es un poco raro dicho así. Tragó saliva, mis ojos se abren un poco más, tratando de aguantar la respiración, pero puedo verte acercándote a mi posición.

– Sé que estás aquí – tu voz es suave, apacible, segura – Y sé que también has salido.

– Puede que también me hayan dejado salir – digo, con la voz rompiéndose en la última palabra – ¿Por qué estás fuera?

– Quizá se han cansado de dejarme fuera del banquillo.

Tu risa es estremecedora. Noto cómo un escalofrío corre por mi espalda, ahogo un grito y trato de mantenerme lo más pegado a la pared posible. Aguanto la respiración unos minutos hasta que siento que te has ido. Me asomo nuevamente a las escaleras ahora un tanto más iluminadas y veo que apareces justo delante de mí, con un cuchillo afilado que cruza mi cuello. Noto que empiezo a desvanecerme y vuelvo a mi celda, completamente cerrada, una vez más.

Subes las escaleras una a una, saboreando el momento. Puedo oírte, puedo sentirte. No llevarás perfume, pero tu esencia huele a desesperanza, oscuridad, destrucción, odio y desprecio. Quizá tengas razón, quizá te ha dejado salir, quizá te necesite, una nueva situación requiere tu presencia, tu seguridad, la confianza de llevar las cosas de la forma más fría posible, para no sentir, para no temer, para dejar de pensar en nada.

Supongo que así es como los humanos se curan, cortándoles el cuello a sus miedos y dejando salir a su parte más oscura, para enfrentar batallas que no creen que puedan superar solos, creyéndose débiles y rotos, pensando que necesitan de una sombra que les abra la puerta a sus deseos más destructivos. Sí, los humanos. A veces, odio ser solo su miedo, a veces, me gustaría tener un poco más de oscuridad y fuerza para poder sacudirles un poco, no me gusta estar encerrado, ¿sabes? Es aburrido.


The Shadow is Out:

I can see you waiting in front of the stairs. It’s still dark and you haven’t decided yet. I see you from across the room, you have come out of your cage to find a deafening silence, the same one that has held you in your mind for so long. You have always been «the Monster without a face», you have only been a black spot that has been kept under control, and now has not sounded the alarms, does anyone want you out? Why would something like this happen?

Full of curiosity, I venture and approach you. I’m still in the dark areas so you don’t see me, I hear your breathing a little deeper, as if you smell my essence. That’s just what you’re doing, right? I could imagine a smile of satisfaction drawn on your face, but you don’t even have lips. And yes, it’s a bit weird said like that. I swallowed, my eyes widen a little bit, trying to hold my breath, but I can see you approaching my position.

– I know you’re here – your voice is soft, still, confident – And I know you’ve come out too.

– They may have also let me out – I say, with my voice breaking at the last word – Why are you out?

– Maybe they’ve tired of leaving me off the bench.

Your laughter is shocking. I notice how a chill runs down my back, I drown out a scream and try to stay as close to the wall as possible. I hold my breath for a few minutes until I feel like you’re gone. I look again at the stairs now somewhat more illuminated and see that you appear right in front of me, with a sharp knife that crosses my neck. I notice that I begin to fade and return to my cell, completely closed, once again.

You climb the stairs one by one, savoring the moment. I can hear you, I can feel you. You won’t wear perfume, but your essence smells of hopelessness, darkness, destruction, hatred and contempt. Maybe you are right, maybe he has let you out, maybe he needs you, a new situation requires your presence, your security, the confidence to carry things as cold as possible, not to feel, not to fear, to stop thinking about anything.

I suppose this is how humans heal, cutting the neck of their fears and letting out their darkest part, to face battles that they do not think they can overcome alone, believing themselves weak and broken, thinking that they need a shadow that opens the door to their most destructive desires. Yes, humans. Sometimes, I hate being just their fear, sometimes, I wish I had a little more darkness and strength to be able to shake them a little, I don’t like being locked up, you know? It’s boring.


Publicado en Personajes

El Monstruo: La Parte Oscura

Relato procedente: «El Monstruo«. Edad: 30 años.

Ciudad: La Mente. Profesión: Desconocida.

Descripción física:

Mi cabello es de color negro, al igual que mis ojos, bastante profundos y, a veces,, con una mirada fija en la nada, tiendo a aburrirme con facilidad. Mis labios son gruesos y normalmente pintados de negro, me encanta el color y lo que representa. Mi tez es pálida y mi cuerpo esbelto. Llevo un vestido de color negro que me llega hasta el suelo, liso, sencillo y con tirantes, además de unas converse debajo que nunca se ven pero que son realmente cómodas.

Descripción de la personalidad:

Digamos que soy una parte y no un todo. Suelo mostrar emociones oscuras como la rabia, la destrucción personal o hacia el exterior, me muevo por la ira y el ego, el enfado constante, la injusticia y el odio. Dicen que soy molesta, que embauco con pensamientos negativos, que me gusta el mal y lo promuevo, que han de mantenerme encerrada para no dejarme llevar por la maldad. Lo dicen pero creo que es verdad, y me gusta, no debería sentirme mal por ello, ¿no? Aunque tampoco sabría cómo sentirme mal, solo soy. Y solo existo.

El momento en que nací:

Todos los seres humanos tienen esa parte escondida, esa que no quieren contar a nadie, esa en la que yo me convierto en la protagonista de sus vidas. Supongo que soy quién les dice la verdad sobre ellos mismos y lo que son capaces de hacer pero no quieren escuchar. Yo también tengo a mi propio ser humano, crecía en alguna parte de su mente, en total y absoluta libertad. Todavía puedo recordar qué se siente notando la lluvia caer sobre mi cara, al mismo tiempo que ella también lo siente, es una sensación que nunca se olvida, ¿verdad?

Fui haciéndome un poquito más mayor y, a la vez, más fuerte a su lado, tras cada herida abierta, tras cada herida incapaz de cicatrizar. Esos momentos de soledad me dejaban una puerta abierta para empezar a hurgar entre todo lo bueno y para encontrar un lugar calentito y agradable donde pasar los días de luz, entre sus sábanas de alegría y de diversión, para volverlos grises y tenues. Quizá para ella no fuera del todo bueno pero estaba enseñándole cómo sería el mundo antes de que fuera capaz de entenderlo. Conmigo a su lado, sobreviviría.

Crecí a pasos agigantados:

Creo que yo fui la que más se sorprendió de lo rápido que iba creciendo, y de lo fuerte que empezaba a ser su rabia. Supongo que empezó en el colegio con todo ese bullying, con esos empujones, patadas, heridas que no pudo olvidar pero sí disimular a simple vista. Pretendía que todo iba bien pero lloraba por dentro, estaba tan enfadada que notaba cómo las paredes temblaban dentro de ella, podía escuchar sus dudas, su inseguridad, su miedo, su tristeza. Sus gritos no me dejaban descansar, eran como llamadas de auxilio, como si necesitara ayuda. Sabía que nadie iba a ayudarla, así que, cada vez que alguien se metía con ella, yo salía para defenderla a modo de violencia desmedida. La hacía sentir satisfecha cuando veía al otro chico que la había molestado en el suelo, una sonrisa ahora se apropiaba de su cara, yo también me sentía bien, la había protegido.

Lo que no imaginé fue que su familia también la maltrataba, era horrible ver todo aquello a través de sus ojos y no poder moverme. Pero ella me dio el poder de hacerlo con solo nueve años. Empecé a notar una electricidad por todo mi cuerpo y crecí, de niña me volví adolescente y cada vez me envolvía de más oscuridad, cada vez tenía más poder sobre ella, más voluntad para moverme entre sus pensamientos y para defenderla en los momentos en los que lo necesitara, a veces, a través de enfados, otras en ataques de ira desmedidos, y otras veces, con golpes en las paredes, empezaba a ser incapaz de controlarse pero no fue hasta la adolescencia cuando supo lo que era realmente caer en el pozo.

El abismo:

La depresión, una amiga bastante cruel. La conocí una vez, pero no era muy amigable. Intenté cogerla de la mano, pero tenía sus propios planes. Llevaba a la muchacha por pensamientos lúgubres y tormentosos, os aseguro que me empezó a caer bien, pero no hasta el punto de someterla a una desesperación constante en la que no podía ni levantarse de la cama, era horrible. Tenía que hacer algo. Así que, transformé esa tristeza y ese dolor en injusticia, en rabia y una constante defensa en contra de la misma humanidad, necesitaba darle algo por dónde empezar, por dónde hacerle sentir que debía de ir contra todo, contra el mundo entero si hacía falta porque era imparable.

En su adolescencia, nadé entre abismos de corazones rotos, lágrimas y más lágrimas, entre su desesperante necesidad de validación y su completa falta de auto estima, pero empezaba a saber cómo manejar su ira, trataba de controlarlo, es decir, que ya estaba entendiendo algo más, ya comenzaba a escucharme, se había dado cuenta de que estaba ahí. Cada vez que yo intentaba salir, ella simplemente, respiraba profundo e intentaba pensar antes de actuar. Reconozco que no me gustó demasiado, fue la primera vez que me negó salir de ella, tener libertad de movimiento.

Cazada y atormentada:

Supongo que me excedí demasiado, me dejé llevar y me confié en que ella no se daría cuenta. Sí lo hizo. Una tarde se enfadó muchísimo, se sentía fuera de lugar, incomprendida, agobiada con tantas emociones al mismo tiempo, quería entender y empezaba a aprender sobre qué estaba ocurriendo. La ansiedad se apoderaba de nosotras de una forma que no podría haber previsto antes, así que, me asusté y la impulsé para que consiguiera salir de ello, con arranques de odio combinados con rabia incontenible y explotó, sin previo aviso. Supo que era yo, que había dejado de ser ella misma por unos instantes y que por ello su ansiedad se había elevado a niveles preocupantes, ni siquiera dormía.

Así que, mientras yo estaba descansando en una zona oscura de su mente, aprovechó el momento para cogerme en brazos en una de sus habituales meditaciones y llevarme al sótano, a ese desolado, oscuro y apestoso sótano donde llevo residiendo años sin que me diese cuenta de dónde me llevaba. Cuando desperté, estaba encerrada. Intenté salir pero no pude. Ella es quién me dice cuándo salir, pero raramente lo hago, solo soy un mero método de defensa, bastante efectivo. Me quitó gran parte de mi poder después de dejar de utilizarme, así que, ya ni siquiera tengo fuerza para golpear la enorme puerta que me separa de mi libertad. Es difícil pensar con claridad. Pero tengo compañía, no soy la única que está encerrada aquí abajo, ¿sabéis? Lo peor de lo peor se deja apartado abajo, mientras lo bueno se encuentra en el piso de arriba.

Aferrarse:

Aunque no pueda actuar con libertad y esté encadenada a una pared gruesa y hecha especialmente para mí, puedo oírla. Sé que se aferra a lo que más le apasiona, a su creatividad, a su vida alejada de nosotros, los pequeños monstruos que mantiene en el piso de abajo. Lo sé todo sobre sus máscaras, sus personajes cambiantes, todos sus disfraces y sus encubrimientos, se ha vuelto experta en pretender y he de reconocer que estoy impresionada, ha logrado defenderse y protegerse sin necesitarme del todo. Su auto control siendo adulta es exquisito, mantiene cada habitación de su mente limpia y su biblioteca no tiene ni una mota de polvo, la oigo caminar entre sus paredes, leyendo viejas historias, escribiendo nuevas.

Se aferra a cualquier cosa que la mantenga viva, no es que haya tenido buenas experiencias en general, en cierto modo, se comprende. También sé que la resiliencia anda entre sus pasillos, la muy puta. A veces, hay que sacar un poco de carácter, no todo es pasividad, amor y comprensión, un poquito de oscuridad puede animar un poco las cosas, ¿no creéis?

Un futuro similar:

Aprende rápido, más que cualquier otra persona que pudiera conocer, así que, sabiendo lo que sé de ella, de su cabezonería y de su entendimiento por sus emociones, es decir, que me ve llegar a una legua de distancia si es el caso, no creo que consiga convencerla de que me necesita, como mucho pedirá un poquito de mi esencia si quiere sobrevivir a algo pero no me dejará salir, no pondrá en peligro a nadie, mucho menos, estará conforme con intoxicar su mente con la toxicidad que yo albergo, así que, no tengo muchas esperanzas.

A veces, se pasea por los pasillos del sótano a comprobar las cerraduras, su seguridad es asombrosa y su interés por que nada salga mal es por lo que todo funciona tan bien, lo sabe todo de nosotros. Es imposible salir. Se reúne con algunos de los peces gordos que se mantienen aquí por voluntad propia pero que no están encerrados porque no son un peligro, con nosotros no es habitual, mucho menos que habitual, la palabra «nunca» es la que importa. Supongo que seguiré respirando mientras ella quiera y esperaré a poder rescatarla si se ve en una mala situación, mientras tanto, estas cuatro paredes son las que me merezco.


Publicado en Recomendaciones

Comentando libro «La Mano del Diablo» – Douglas Preston y Lincoln Child

La muerte de Jeremy Grove, famoso crítico de arte, es inexplicable. Su cuerpo fue encontrado en una habitación cerrada con llave desde dentro, con la marca de un crucifijo grabada en su pecho como una quemadura, la huella de una garra en la pared… y un insoportable hedor a azufre… ¿Serán las marcas del diablo? Hasta los menos supersticiosos empiezan a hablar de un pacto con el maligno.

Para investigar este extraño caso, el inspector Pendergast tendrá que abandonar Nueva York y viajar a un pueblo de Italia, donde veinte años atrás cuatro hombres hicieron una promesa diabólica. A partir de entonces Pendergast se ve obligado a enfrentarse con fuerzas desconocidas; él mismo parece ser la próxima víctima de una venganza abominable, a la que no está nada claro que pueda sobrevivir…

Este libro también era uno de mis pendientes desde ya hacía tiempo y tenía ganas de leerlo, definitivamente. Es uno de los libros que Preston y Child escribieron en sus principios y, normalmente, siempre añadían ciertos temas sobrenaturales a sus novelas, esta no ha sido una excepción. El asesinato del que Pendergast se encarga de investigar esta vez, tiene que ver con la posibilidad de que el mismísimo diablo haya matado a tres personas provocando un fuego interno, quemándoles desde dentro hacia afuera, algo que no pensaba ni él ni sus compañeros encontrarse en las escenas de los crímenes.

Durante la historia, puedes encontrarte con las diferentes formas en las que el asesino atrae a Pendergast a su pequeña trampa, empiezas a entender qué es lo que le ha importado recuperar y, por supuesto, por qué ha asesinado. Creo que el personaje tiene un papel interesante, pero esperaba a alguien más oscuro y potente, aunque este también tenía una dinámica de malo arrogante que te animaba a seguir leyendo. Los diálogos te llevaban muchas veces a relacionar conceptos, claro que Pendergast siempre ayuda con sus teorías locas y D’Agosta nunca se queda atrás, siguiéndole el paso como puede, aunque no a la misma velocidad.

Una cosa que me encanta de ambos personajes y que siempre prevalece, es esa relación amor-odio que tienen a veces, ese respeto escondido y honor que les caracteriza, cómo son capaces de salvar la vida del otro sin pensarlo y, más tarde, ser capaces de hacer un comentario sarcástico tras otro. Con esto, quiero decir que tiene ciertos toques de humor, de misterio y un viaje a Italia bastante prometedor y fructífero para la investigación. Es una historia con mucha acción también, realista en cuanto a la investigación se refiere y a las relaciones personales, de hecho, no esperaba para nada una escena de sexo tan explícita como la leída entre uno de esos capítulos, me ha sorprendido. Creo que estos libros son los mejores que han escrito, son los que más tensos te hacen sentir al principio y los que te dejan paralizado leyendo el final, el cual, se ha cerrado de forma abierta, tienes que intuir un poco lo que pasa, te deja un poco pensativo durante un rato hasta que entiendes lo que ha pasado.

Las descripciones, sobre todo, de Italia y alrededores, no son para nada densas o se hacen lentas de leer, tienen buen ritmo. Los dos hablando italiano son un cromo, te ríes y te extrañas a la vez, además de descubrir cosas de D’Agosta que nunca antes te hubieras planteado. Podemos ver cómo cada pieza está relacionada para resolver los asesinatos que llevaron a ambos detectives a Italia aunque no se ve a simple vista, parece que vayan a ciegas, además, en muchos momentos del libro no comparten sus teorías hasta casi el final. El secuestro de ambos detectives le dio un toque interesante a lo que iba a ocurrir después y a confirmar lo que leí en uno de los últimos libros que leí de ellos «Versos para un Muerto«: no son capaces de traer a un sospechoso vivo con ellos, o lo pierden o muere.

Las historias de Pendergast tienen un mundo particular, muy personal que te engancha y, a veces, te arrancan una sonrisa por su fuerte personalidad, su forma de moverse y actuar, su sarcasmo y palabras sabias, la preocupación porque su hermano vaya a asesinar a alguien, la confianza puesta en su compañero D’Agosta, intentando que vuelva a sentirse Policía de nuevo. Nos adentramos también en la vida personal de este último en el libro, ambos escritores te abren las puertas hacia una historia nueva sobre él, sobre su divorcio, la relación que tiene con su hijo y cómo empieza a sentirse atraído por una Inspectora de Policía. Cuando lees el libro te adentras en un mundo a parte, hecho únicamente por ellos, es difícil de explicar pero ahí está, el único Universo del mundo de Aloysious Pendergast.

Se adentra mucho también en muchas teorías sobre el satanismo y la mitología, donde la joven Constance Green hace su entrada, para mostrarnos el aprecio mutuo que se tienen y lo útil que es encontrando libros en la enorme biblioteca que ha heredado Pendergast. Una chica con gran talento, dulce, introvertida y una gran lectora, la cual, encuentra información muy relevante que le es desvelada a Pendergast y a D’Agosta para poder seguir con la investigación. En definitiva, afirmo que estos libros que escribían al principio tenían más chispa, más aire sobrenatural, más enganche… los de ahora están muy bien e intrigan mucho pero solo tienen contenido policíaco, está bien hacer un mix y variar para darle un toque más siniestro, misterioso y quizá, oscuro.

Recomiendo leerlo un 100%, es muy absorbente y, en cuanto os deis cuenta, ya os habréis leído sus 647 páginas 😉


Commenting «Demonoid: Messenger of Death» Written by Douglas Preston and Lincoln Child:

The death of Jeremy Grove, a famous art critic, is inexplicable. His body was found in a locked room from inside, with the mark of a crucifix engraved on his chest like a burn, the imprint of a claw on the wall… and an unbearable stench of sulfur… Will it be the devil’s marks? Even the least superstitious begin to speak of a pact with the evil one.

To investigate this strange case, Inspector Pendergast will have to leave New York and travel to a town in Italy, where twenty years ago four men made a diabolical promise. From then on Pendergast is forced to confront unknown forces; he himself seems to be the next victim of an abominable revenge, which it is far from clear that he can survive…

This book was also one of my pendents for a long time and I wanted to read it, definitely. It is one of the books that Preston and Child wrote in their beginnings and, normally, they always added certain supernatural themes to their novels, this has not been an exception. The murder that Pendergast is in charge of investigating this time, has to do with the possibility that the devil himself has killed three people causing an internal fire, burning them from the inside out, something that neither he nor his companions thought to see in the scenes of the crimes.

During the story, you may come across the different ways in which the assassin lures Pendergast into his little trap, you begin to understand what he has cared about recovering and, of course, why he has murdered. I think the character has an interesting role, but I expected someone darker and more powerful, although this one also had an arrogant bad guy dynamic that encouraged you to keep reading. The dialogues led you many times to relate concepts, of course Pendergast always helps with his crazy theories and D’Agosta is never left behind, following the pace as he can, although not at the same speed.

One thing I love about both characters and that always prevails, is that love-hate relationship they have sometimes, that hidden respect and honor that characterizes them, how they are able to save each other’s life without thinking about it and, later, be able to make one sarcastic comment after another. By this, I mean that it has certain touches of humor, of mystery and a rather promising and fruitful trip to Italy for research. It is a story with a lot of action too, realistic as far as the research is concerned and personal relationships, in fact, I did not expect at all a sex scene as explicit as the one read between one of those chapters, it has surprised me. I think these books are the best they have written, they are the ones that make you feel the most tense at the beginning and the ones that leave you paralyzed reading the end, which, has been closed openly, you have to sense a little what is happening, it leaves you a little thoughtful for a while until you understand what has happened.

The descriptions, above all, of Italy and surroundings, are not at all dense or slow to read, they have a good rhythm. The two speaking Italian are quite a joke, you laugh and miss each other at the same time, as well as discovering things about D’Agosta that you would never have considered before. We can see how each piece is related to solve the murders that took both detectives to Italy although it is not seen with the naked eye, it seems that they go blind, in addition, in many moments of the book they do not share their theories until almost the end. The kidnapping of both detectives gave an interesting touch to what was going to happen next and to confirm what I read in one of the last books I read about them on «Verses for the Dead»: they are not able to bring a suspect alive with them, or they lose it or dies.

Pendergast’s stories have a particular, very personal world that hooks you and sometimes they tear a smile from you because of his strong personality, his way of moving and acting, his sarcasm and wise words, the concern that his brother is going to murder someone, the trust placed in his partner D’Agosta, trying to make him feel like a policeman again. We also delve into the personal life of the latter in the book, both writers open the doors to a new story about him, about his divorce, the relationship he has with his son and how he begins to be attracted to a Police Inspector. When you read the book you enter into another world afar, made only by them, it is difficult to explain but there it is, the only Universe in the world of Aloysious Pendergast.

It also delves a lot into many theories about Satanism and mythology, where the young Constance Green makes her entrance, to show us the mutual appreciation they have and how useful it is to find books in the huge library that Pendergast has inherited. A girl with great talent, sweet, introverted and a great reader, who finds very relevant information that is revealed to Pendergast and D’Agosta to be able to continue with the investigation. In short, I affirm that these books that they wrote at the beginning had more spark, more supernatural air, more hook… those of now are very good and intrigue a lot but only have police content, it is okay to make a mix and vary to give it a more sinister, mysterious and perhaps, dark touch.

I recommend reading it 100%, it is very absorbing and, as soon as you realize it, you will have already read its 647 pages 😉


Publicado en Reflexiones

Cambiante:

Siempre has sido mi personaje. Tan cambiante, tan reservada. Durante mucho tiempo, he cambiado tu ropa, he diseñado tu pelo, tu forma de vestir y he dibujado una sonrisa en tu rostro. A veces, es lo único que puedo controlar. Eres la que camina en mi biblioteca, la que susurra en mi oído y me dice cuál es su comida favorita, eres quién se cree fuerte, quién ve las realidades de forma diferente, la que no se avergüenza de quién es y quiere saber hacia dónde va.

Conozco tu fuerza, tu energía. Sé cómo te mueves, qué sientes en cada momento, tu estilo, tu forma de caminar, conozco cómo son tus enfados y las pequeñas alegrías, tus cumpleaños, tus noches a solas. Sigues sentada, en medio del lugar, en mi mente. Una nueva recién nacida envuelta entre palabras y capítulos. Eres parte de mí al igual que soy parte de ti, compartimos un lazo, una unión de cuerpo y mente. Resides en una parte muy particular, dejas fluir tu vida entre mis dedos para que le dé forma, para que la haga realidad y podamos expresarla juntas.

Lo sé todo sobre tu oscuridad. Lo sé todo acerca de tus malos hábitos, de las malas compañías, de las decisiones erróneas. Lo sé todo sobre tu autoestima denigrada, hecha pedazos, mientras tu mente te golpea entre ataques de pánico. Sé que mientes, pretendes, y te escondes bajo una capucha negra para no mostrar tu rostro. Sé que, muchas veces, caminas sin rumbo. Te sientas en un banco, te enciendes un cigarro y miras las estrellas, lejos de casa, no soportas nada de lo que allí ocurre, ni siquiera es importante. Entiendo que dejas fluir tu mente, que te dejas llevar entre pastillas y marihuana, sé que te hace salir de tu círculo incansable de tortura, sé que ya no sabes por qué te da igual hacer algo que está mal, por qué ha empezado a gustarte, por qué ya no te sientes en tu propio cuerpo.

¿Acaso trabajar sin parar te ha salvado? ¿Acaso beber hasta reventar te ha hecho olvidar? No, para nada. La misma historia se repite dentro de tu cerebro, como una película que se repite cada vez que se acaba. Es un círculo que no tiene fin y que consientes porque es lo que ya conoces. Sabes que no es mala suerte, solo que la vida te ha vuelto ruda, ha hecho que desvíes la mirada hacia otro lado y pienses en cualquier otra cosa que te haga sentir bien, ya sea acostarte con la del bar como con un hombre casado, casi que te da igual. Supongo que eso es lo que tiene el hacer que los finales felices no existan para ninguno de tus personajes, supongo que es lo que pasa con hacer vuestras vidas una realidad, como la nuestra, como la vida de escritor. A veces, son jodidas, otras algo más divertidas pero no siempre acaban bien.

¿Sabes cómo me inspiraste? Con tristeza. Era como si estuvieses allí, esperándome. Como si quisieras salir de alguna forma, como si estuvieras gritando en mi oído pero yo no pudiera oírte. Las imágenes empezaron a aparecer y no pude sino tener que contar tu historia. Y aún no la he terminado. Siento haber sido tan dura contigo, pero sé cómo acaba tu historia. Tengo que darle un sentido. Lo entiendes, ¿verdad? Observo cómo sales de cada mierda en la que te meto y, la verdad, solo he tratado de crear a una nueva superviviente, como muchas otras, como yo misma. Los fénix resurgen de sus cenizas, tú te enderezas tras cada duda, tras pasar por esa oscuridad que te nubla. Entierras emociones, escondes realidades, hablas poco. Entiéndeme, sé lo que se siente.

Puedo oler tu perfume. Puedo ver cómo dejas olvidada la caja de los folletos de Universidad, veo cómo les sigues la corriente para no hablar de ello. No perteneces, te sientes como un zombie que solo forma parte. Caminas porque no hay más opciones, corres cuando hay que escapar y sobrevives porque sabes que es lo que debes hacer. Estás ahí. Siempre lo estás y es un alivio, porque ahora puedo escucharte y puedes seguir hablando tanto como quieras, seguiremos juntas un nuevo capítulo.


Changeable:

You’ve always been my character. So changeable, so reserved. For a long time, I have changed your clothes, designed your hair, your way of dressing, and drawn a smile on your face. Sometimes, it’s the only thing I can control. You are the one who walks in my library, the one who whispers in my ear and tells me what her favorite food is, you are the one who think she is strong, who sees realities differently, who is not ashamed of who she is and wants to know where she is going.

I know your strength, your energy. I know how you move, what you feel in each moment, your style, your way of walking, I know what your anger and small joys are like, your birthdays, your nights alone. You are still sitting, in the middle of the place, in my mind. A new newborn wrapped between words and chapters. You are part of me just as I am part of you, we share a bond, a union of body and mind. You reside in a very particular part, you let your life flow between my fingers so that it gives shape, so that it makes it a reality and we can express it together.

I know all about your darkness. I know all about your bad habits, bad company, wrong decisions. I know all about your denigrated, shattered self-esteem as your mind hits you between panic attacks. I know you lie, pretend, and hide under a black hood so you don’t show your face. I know that, many times, you walk aimlessly. You sit on a bench, light a cigar and look at the stars, far from home, you can’t stand anything that happens there, it’s not even important. I understand that you let your mind flow, that you let yourself be carried away between pills and marijuana, I know that it makes you get out of your tireless circle of torture, I know that you no longer know why you don’t care about doing something that is wrong, why you have started to like it, why you don’t feel like you’re inside your body anymore .

Has working non-stop saved you? Has drinking until you burst made you forget? No, not at all. The same story repeats itself inside your brain, like a movie that repeats itself every time it’s over. It is a circle that has no end and that you consent to because it is what you already know. You know it’s not bad luck, just that life has made you rough, it’s made you look away and think about anything else that makes you feel good. whether it’s sleeping with the hot bartender or with a married man, you almost don’t care. I guess that’s what it’s about making happy endings not exist for any of your characters, I guess that’s what happens with making your lives a reality, like ours, like the life of a writer. Sometimes, they are fucked up, others somewhat more fun but they do not always end well.

Do you know how you inspired me? With sadness. It was as if you were there, waiting for me. As if you wanted to go out somehow, as if you were screaming in my ear but I couldn’t hear you. The images started to appear and I couldn’t help but have to tell your story. And I haven’t finished it yet. I’m sorry I was so hard with you, but I know how your story ends. I have to make sense of it. You get it, right? I watch you come out of every shit I get you into and really, I’ve only tried to create a new survivor, like many others, like myself. The phoenixes rise from their ashes, you straighten up after every doubt, after going through that darkness that clouds you. You bury emotions, you hide realities, you don’t talk much. Understand me, I know what it feels like.

I can smell your perfume. I can see how you leave the box of University leaflets forgotten, I see how you follow the current to not talk about it. You don’t belong, you feel like a zombie that is just a part of it. You walk because there are no other options, you run when you have to escape and you survive because you know what you should do. You are there. You always are and it’s a relief, because now I can hear you and you can keep talking as much as you want, we’ll follow along with a new chapter together.


Publicado en Relatos

El Monstruo:

Eres mi puerta cerrada, un continuo recordatorio de dónde no quiero ir. Es una zona oscura, apagada, que no me deja respirar al acercarme, que me ahoga de miedo y dolor, que se antepone a la duda y a hacer lo correcto, que habla antes de pensar y desgarra cualquier parte buena que haya dentro o fuera. Por eso, estás encerrado, por eso nunca te dejo salir, por mucho que golpees la puerta, que grites y patalees, sabes que no puedo dejar que vuelvas a poner un pie cerca de ese pasillo, que es justo el que va directo a mi perdición.

Ibas creciendo conforme yo lo hacía. ¡Qué puedo decir! Siempre estuviste ahí, una parte de mí, más oscura y divergente, contrarrestada, endiablada, pasota y cortante, alguien a quién no le importaba nada. Nos íbamos pasando la pelota, mientras la rabia y el control me poseían, me volvías loco. Entre un golpe y otro, me atontabas para seguir manteniendo tu trono intacto. Te hiciste fuerte debido a violencia, soledad, enfado e injusticia. Supongo que ningún niño debería saber nada de eso en tan corta edad, ¿verdad? Ahora quizá digas que querías protegerme, querías que fuera fuerte para enfrentar lo que fuera que estaba a punto de sucederme, que la vida es dura y que debía seguir caminando.

Sentiste mi tristeza, sentiste cómo iba cayendo en un agujero. Me mantenías a flote para que no tomara decisiones impulsivas, para que pudiera seguir caminando, mi alma empezaba a ser una muleta para tú poder seguir estando de pie. Me defendías en cada pelea, en cada discusión absurda, cuando se mofaban de mí o me daban de golpes, supongo que sentía cierto poder dentro de mí que no lograba entender, hasta llegué a preguntarme si era un monstruo. Llegué a creérmelo. Pero solo estaba sobreviviendo a otra nueva situación de mierda. Así había sido mi vida, y así es como tu tratabas de que no me parara.

Supongo que desde hace años esperas que te lo agradezca. Puede que te sientas decepcionado porque te encerré, porque he logrado controlarme y no seguir por el estrecho sendero oscuro por el que me llevabas, imagino que no debió de gustarte que pudiera callarte. Y sí, la verdad es que eras una cotorra, no dejabas de hablar. Destructivo, vengativo, negativo, catastrofista, perfeccionista, y un cobarde, tenías tanto miedo dentro que tu envoltura era la inseguridad. Supongo que sí, algunas cosas dejaste en mí, pero es bueno que empecemos una conversación, que cambie los candados cada dos años para que no se oxiden, para que no llegues a derrumbar la puerta, o deshacer todo lo que he conseguido enmarañando mi mente y haciéndome creer que eres el único que puedes quitarme el dolor.

He de reconocer que no sentir era genial, te da igual todo, eres casi como un muerto andante al que solo le importa caminar. Las emociones son cambiantes, a veces, son un desastre, te hacen sentir pequeño, incluso, miserable, te rompen por dentro, y muchas otras cosas que desearía no comentar, pero sigo sin ver la razón por la que tendría que volver a abrirte la puerta. No eres más que otra puerta cerrada de las muchas que no abro en esa sección de mi mente, aunque sí es verdad que te tengo cierto aprecio, eres de una colección que no me gustaría perder por lo que pudiera ocurrir en un futuro. Pero no olvides, que son muchas las que se han abierto por beneficio propio, pero la tuya querido amigo, espero no abrirla jamás.

Eres mi pequeño monstruo. Ese que me transforma en alguien que no quiero volver a ver, que pocos han visto y que espero que no vean. El dolor no se quita, no se arranca, no se vuelve agresivo para dejar que deje de rasgarte por dentro, sino que, se acepta y dejas que permanezca como recordatorio de cuánto has pasado y cuánto más has superado. Te deja resquicios de tristeza, incluso, puede llegar a ser permanente, pero no hasta el punto de soltarte. Últimamente, te oigo gritar, pareces desesperado después de tanto tiempo, hasta imploras encontrar una salida, puede que rasques los enormes y gruesos muros que construí especialmente para ti. Quiero que sepas que te oigo, que te entiendo, que te acepto y que sé que eres otra pieza más de mi rompecabezas, situado en el sótano, junto con otros que quizá conozcas.

Espero que algún día, viejo amigo, te reconcilies contigo mismo y podamos volver a contarnos historias.


The Monster:

You’re my closed door, a continuous reminder of where I don’t want to go. It is a dark, dull area that does not let me breathe when I approach, that drowns me in fear and pain, that takes precedence over doubt and doing the right thing, that speaks before thinking and tears any good part that is inside or outside. That’s why you’re locked up, that’s why I never let you out, no matter how much you knock on the door, scream and kick, you know I can’t let you set foot near that hallway again, which is just the one that goes straight to my perdition.

You were growing as I did. What can I say! You were always there, a part of me, darker and more divergent, countered, devilish, stepped and sharp, someone who didn’t care about anything. We were passing the ball, while anger and control possessed me, you drove me crazy. Between one blow and another, you stunned me to keep your throne intact. You became strong because of violence, loneliness, anger and injustice. I guess no kid should know any of that at such a young age, right? Now you may say that you wanted to protect me, you wanted me to be strong to face whatever was about to happen to me, that life is hard and that I should keep walking.

You felt my sadness, you felt myself falling into a hole. You kept me afloat so that I would not make impulsive decisions, so that I could continue walking, my soul began to be a crutch for you to continue standing. You defended me in every fight, in every absurd argument, when they made fun of me or beat me, I guess I felt a certain power inside me that I couldn’t understand, I even wondered if I was a monster. I came to believe it. But I was just surviving another shitty new situation. That’s how my life had been, and that’s how you tried that I didn’t stop.

I guess for years you’ve been waiting for me to thank you. You may feel disappointed because I locked you up, because I have managed to control myself and not continue along the narrow dark path you were taking me, I imagine you must not have liked that I could shut you up. And yes, the truth is that you were a parrot, you did not stop talking. Destructive, vindictive, negative, catastrophic, perfectionist, and a coward, you were so afraid inside that your envelope was insecurity. I guess so, some things you left in me, but it’s good that we start a conversation, that I change the locks every two years so that they don’t rust, so that you don’t get to collapse the door, or undo everything I’ve achieved by tangling my mind and making me believe that you’re the only one who can take the pain away from me.

I have to admit that not feeling was great, you don’t care about everything, you are almost like a dead man who only cares about walking. Emotions are changeable, sometimes, they are a mess, they make you feel small, even miserable, they break you inside, and many other things that I wish I did not comment, but I still do not see the reason why I would have to open the door again. You are just another closed door of the many that I do not open in that section of my mind, although it is true that I have a certain appreciation for you, you are from a collection that I would not like to lose for what could happen in the future. But do not forget, that there are many that have been opened for my own benefit, but yours dear friend, I hope it never gets open.

You are my little monster. That one that transforms me into someone I don’t want to see again, that few have seen and that I hope they don’t see it. The pain is not removed, it is not torn away, it does not become aggressive to let it stop tearing you inside, but it is accepted and you let it remain as a reminder of how much you have gone through and how much more you have overcome. It leaves you with traces of sadness, even, it can become permanent, but not to the point of letting go. Lately, I hear you screaming, you seem desperate after so long, until you implore to find a way out, you may scratch the huge and thick walls that I built especially for you. I want you to know that I hear you, that I understand you, that I accept you and that I know that you are another piece of my puzzle, located in the basement, along with others you may know.

I hope that one day, old friend, you will reconcile with yourself and we can tell us stories again.