Publicado en Relatos

Salvación

Me precipito al vacío tan rápido que pierdo la noción del tiempo. Está oscuro. Mis ojos no se acostumbran a ello, no dejan de moverse, frenéticos, de un lado a otro, tratando de encontrar un haz de luz donde poder agarrarse y vislumbrar qué es lo que ocurre. Recuerdo haber caído desde un precipicio, alto, muy alto. Ni siquiera tuve la oportunidad de acercarme al borde, puede que alguien me empujara. Espera, ¿alguien lo hizo?

No sé a cuánta velocidad voy o si voy a tocar suelo en algún momento, esta caída parece interminable, inacabada, agónica por momentos, incierta. Nunca me han gustado los cambios, este está obteniendo los tonos perfectos para terminar siendo uno de esos cambios que odio. No hay nada alrededor a lo que pueda agarrarme, siento mariposas en mi barriga, una incómoda sensación en los brazos que soy incapaz de parar. Me quedo sin aire por momentos, como si fuera a dejar de existir, abandonándome a la idea de que puede que nunca lo hubiera hecho.

Siento que algo agarra mi mano. Me quedo suspendida en el aire, en medio de ninguna parte. Miro hacia abajo y veo un vacío infinito. Trago saliva, algo nerviosa. No sé qué es lo que me ha retenido para no seguir cayendo, así que, decido levantar la barbilla y mirar hacia arriba. Una chica de cabello rubio, lacio y liso, largo hasta media espalda, me sonríe, mientras hace fuerza para subirme a la superficie. Sus ojos grises me eclipsan, son profundos pero, a la vez, dulces. Siento como si hubiera estado esperando que este momento ocurriera desde hace décadas y no tengo ni idea de por qué. Me fijo en que lleva un vestido blanco precioso y una complexión delgada que caracteriza su sencillez. No puedo evitar esbozar una sonrisa.

Estamos una frente a la otra, sin decir palabra. Ella simplemente, coge mi mano y empieza la conversación con una voz suave y dulce, sin prisas, todavía con una media sonrisa dibujada en su cara.

– Necesito que escribas mi historia – su determinación me asombra, y que me elija a mí para hacerlo, me sorprende todavía más -.

– Oh… Claro. ¿Cómo quieres hacerlo? – le pregunto, algo insegura pero tratando de ser cordial -.

El vacío que había detrás de nosotras hacía unos minutos, desaparece, para dejar pasar una luz increíble desde un ventanal, estamos en una especie de biblioteca preciosa, hay tantos libros que solo quiero sumergirme en ellos y dejar de hablar. Aparecen dos sillas detrás de nosotras, nos sentamos con rapidez, movidas por la intuición. El silencio de aquel lugar nos embriaga, al igual que el olor a libros viejos, a páginas no leídas, a historias no comprendidas.

– Bueno, mi vida no ha sido particularmente agradable.

– Esas son mis favoritas – comento, encogiéndome de hombros – Dime lo que quieras, haré que ocurra tal y como lo digas.

– ¿Es una promesa? – pregunta, algo inquieta pero, a la vez, intrigada -.

– Sí, supongo que lo es. Y a mí siempre me gusta cumplir mis promesas – una sonrisa se dibuja en mi cara nuevamente, dejándonos llevar por la confianza y la honestidad -.

Hablamos por horas. Su visión del mundo es un tanto compleja pero, a la vez, estimulante y controvertida. Me gustan ese tipo de historias, te obligan a profundizar en otro tipo de pensamiento, en experiencias que no creías fueran a ser posibles, a romper con tu zona de confort. Y bueno, una promesa es una promesa. La biblioteca empieza a desaparecer cuando mis dedos tocan las teclas, mientras la historia se va formando en mi mente y en la página en blanco que aparece en la pantalla del ordenador. No puede si no embelesarme, contagiarme de belleza, de amor por el personaje con el que había hablado hacía unos minutos y por todo lo que llegaba a aportarme.

El vacío había desaparecido, la agonía, la incertidumbre, esa constante preocupación por algo que ni ya recuerdo, esa voz que reía mientras caía por el precipicio, esa voz que quería que me ahogara en la oscuridad. Abby me ha salvado hoy. Me ha hecho respirar de nuevo, me ha tendido una mano cuando más lo necesitaba. Quizá mañana vuelva a caer pero sé que puedo confiar en mis personajes para que me saquen de cualquier oscuridad. Confío más en ellos que en ningún ser humano existente. ¿Puede ser eso posible? Quizá lo es.


Salvation:

I rush into the void so quickly that I lose track of time. It’s dark. My eyes do not get used to it, they do not stop moving, frantic, from one side to another, trying to find a beam of light where I can hold on and glimpse what is happening. I remember falling from a cliff, high, very high. I didn’t even have a chance to get close to the edge, maybe someone pushed me. Wait, did anyone do it?

I don’t know how fast I’m going or if I’m going to touch the ground at some point, this fall seems endless, unfinished, agonizing at times, uncertain. I’ve never liked changes, this one is getting the perfect tones to end up being one of those changes I hate. There is nothing around that I can hold onto, I feel butterflies in my belly, an uncomfortable feeling in my arms that I am unable to stop. I run out of breath at times, as if I am going to cease to exist, abandoning myself to the idea that I may never have existed.

I feel something grabbing my hand. I stay suspended in the air, in the middle of nowhere. I look down and see an infinite emptiness. I swallow, somewhat nervous. I don’t know what has kept me from falling back, so I decide to lift my chin and look up. A girl with blond hair, straight and long to half back, smiles at me, while she forces me to rise to the surface. Her gray eyes eclipse me, they are deep but, at the same time, sweet. I feel like I’ve been waiting for this moment to happen for decades and I have no idea why. I notice that she wears a beautiful white dress and a slim build that characterizes her simplicity. I can’t help but crack a smile.

We are facing each other, without saying a word. She simply takes my hand and begins the conversation in a soft, sweet voice, unhurried, still with a half-smile drawn on her face.

«I need you to write my story,» her determination amazes me, and that she chooses me to do it, surprises me even more.

«Oh… Of course. How do you want to do it?» I ask, somewhat insecure but trying to be cordial.

The emptiness that was behind us a few minutes ago, disappears, to let in an incredible light from a window, we are in a kind of beautiful library, there are so many books that I just want to immerse myself in them and stop talking. Two chairs appear behind us, we sit down quickly, moved by intuition. The silence of that place intoxicates us, as does the smell of old books, of unread pages, of stories not understood.

«Well, my life hasn’t been particularly pleasant.»

«Those are my favorites.» I comment, shrugging. «Tell me what you want, I’ll make it happen just as you say it.»

«Is it a promise?» She asks, somewhat restless but, at the same time, intrigued.

«Yes, I guess it is. And I always like to keep my promises,» a smile is drawn on my face again, letting us be carried away by trust and honesty.

We talked for hours. Her worldview is somewhat complex but, at the same time, stimulating and controversial. I like those kinds of stories, they force you to delve into another type of thinking, into experiences that you didn’t think would be possible, to break with your comfort zone. And well, a promise is a promise. The library begins to disappear when my fingers touch the keys, while the story is forming in my mind and on the blank page that appears on the computer screen. I can not but be enthralled, infected with beauty, love for the character with whom I had spoken a few minutes ago and for everything it brings me.

The emptiness was gone, the agony, the uncertainty, that constant worry about something I don’t even remember, that voice that laughed as I fell off the cliff, that voice that wanted me to drown in the dark. Abby saved me today. It has made me breathe again, it has extended a hand to me when I needed it the most. Maybe tomorrow I will fall again but I know I can trust my characters to take me out of any darkness. I trust them more than any existing human being. Can that be possible? Maybe it is.


Anuncio publicitario

Autor:

Escritora. Estudiante de la vida y apasionada por la lectura y el aprendizaje. Siempre activa, esperando crear una nueva historia o personaje. La dominación de las palabras forma su existencia y la música un componente fundamental para una mente creativa.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s